Una veintena de padres y sus hijos se concentraron ayer en el centro Flassaders para protestar por el cierre de la ludoteca y el resto del recinto durante los dos próximos meses. Los afectados advirtieron al Ayuntamiento de que, si en enero no retoma este servicio, como afirman desde el equipo de gobierno, volverán a movilizarse, según destacó ayer el portavoz de los progenitores. "El mal ya está hecho, porque es difícil que los niños pequeños entiendan que se cierra su lugar de juego", lamentó.

La monitora de la ludoteca detalló que el servicio ofrecía, de 17 a 19 horas, actividades como cuentacuentos, un rincón de lectura, manualidades y la posibilidad de que niños muy pequeños se relacionen con otros mayores, ya que admitían niños de tres a nueve años. Además, los menores de tres años podían ir por la mañana con sus padres. "Era un lugar de encuentro en el que compartíamos experiencias, dudas, y hacíamos ciudad, justo cuando más se necesita un sitio cerrado, en invierno", según el portavoz, quien no entiende que no haya dinero para que siga.