Habla con pausas mientras cae la tarde lentamente. Maria Salleras Juan piensa y actúa. Se pone un poco colorada al tocar temas que duelen quizá porque le ha visto la piel al lobo demasiadas veces. Nacida en Palma 66 años atrás fue la primera mujer en dirigir Cáritas de Mallorca, desde 1995 al 2001. Confió en ella el obispo Teodor Úbeda y la cúpula de la organización religiosa en la que ha dejado 35 años de su vida. Sigue vinculada como voluntaria. Matiza, sin embargo, su perfil laboral: "Soy creyente. Jesús es mi vida pero entré en Cáritas como profesional. Soy graduada social. Empecé con ellos como asistenta social".

Sus inicios fueron duros, cuando había dos frentes por una causa común, crear un tejido de asistencia social alejado del modelo de beneficencia del franquismo. Hubo pugnas desde el lado laico y del religioso. De aquello Salleras Juan guarda un silencio prudente porque es mujer que mira hacia adelante. Lo que ve en el horizonte no le gusta una pizca pero se declara "una persona esperanzada".

La desafectación del Estado con la sociedad es criticada con firmeza por Maria Salleras, que ahora disfruta su jubilación desde el 2011: "Se está desmantelando el trabajo de muchas personas para volver a la situación de beneficencia de la que salimos. Cáritas no debe suplir nunca la obligación y la responsabilidad social que tiene el Estado con los ciudadanos".

-Fue la primera mujer en dirigir Cáritas. ¿Rompió moldes?

-No, creo que fui directora porque en aquel momento el obispo Úbeda me dio su voto de confianza.

-La jerarquía de la Iglesia sigue marginando a las mujeres...

-Sí, no existe igualdad y en eso, la Iglesia, no es del siglo XXI. Es un tema que ha querido aparcar.

-¿Cómo se sitúa usted, pro-Jesús Murgui o contra el anterior obispo de Mallorca?

-Yo conocí muy de cerca a Úbeda y un poco menos a Murgui pero creo que, siendo verdad que no fue un hombre cercano y que no tuvo facilidad de comunicación con los medios, las críticas hacia él fueron exageradas.

-¿Cómo entró usted en Cáritas?

-Como asistenta social. Era el año 1976 y había dos psicólogos y una asistenta social, Micaela Mestre. Al morir ella, mi profesor de Sociología, que era el director de Cáritas, me ofreció la plaza. Antes había trabajado en una gestoría. Soy graduada social.

-¿Su vinculación es profesional, no religiosa?

-Soy creyente. Jesús es mi vida. Entré como profesional pero una cosa no quita la otra. No son incompatibles. Imagino que se tuvo en cuenta mi perfil y desde luego mis creencias.

-¿Tiene fe en los políticos?

-Estamos viviendo un momento muy preocupante porque frente a sus actuaciones muchas personas piensan que todos son iguales. Es muy peligroso poner el mismo saco a todos. Para los que padecimos una dictadura tememos que se carguen la democracia. Pienso que los ciudadanos hemos de ejercer nuestro derecho al voto y tener más participación, claro que es lógica la desilusión, pero con ella no se construye.

-¿Está supliendo Cáritas, entre otras entidades, el trabajo del Estado? ¿Qué opina usted?

-Me tocas un punto flaco. Te voy a hablar como Maria. En mi momento no existían servicios públicos y se intentó que se crearan. Pasar del trabajo social desde la beneficencia al derecho es lo que estamos viviendo hoy en día. Están negando derechos de asistencia que costaron años alcanzarlos. Desde Cáritas pasamos de ese concepto de beneficencia a ser una entidad con capacidad profesional y técnica muy altas. ¿Qué ocurre con la crisis? Que se está desmantelando el trabajo de muchas personas a todos los niveles para volver a aquella situación de ´caridad´ que te hablo. Mi opinión es que Cáritas nunca debe suplir lo que ha de hacer el Estado. Se está desmantelando la sociedad del bienestar y es un derecho universal.

-Cáritas Mallorca ha dado el grito de alarma: está saturada. "No da abasto para atender todas las demandas" de la población.

-Tiene una capacidad de acogida humana y técnica muy grande pero no debe sustituir la responsabilidad del Estado en velar por el estado del bienestar. Mientras paguemos impuestos tenemos derecho a tener servicios sociales que son tan primordiales como la educación y la sanidad. Una cosa es ser solidario y otra es que el Estado cobre impuestos y luego no tenga en cuenta las necesidades de los ciudadanos. Esto en una situación de crisis es gravísimo. No es justo que la paguen los más débiles.

-¿Y la clase media? ¿Acude cada vez más a la ayuda de Cáritas?

-Sí, se la están cargando, pero no tengo datos certeros de cuántas personas acuden a la organización.

-¿Cuál es el perfil de la persona que va a Cáritas quizá como único flotador?

-Sigo siendo voluntaria pero mi trabajo se centra en la parroquia de La Encarnación. Por lo que veo allí las personas que acuden son inmigrantes que habían intentado construir una vida mejor aquí y que lo estan perdiendo todo, volviendo a sus países de origen, y personas de media edad que se quedan sin trabajo y no encuentran otro.

-¿Imaginó algún día vivir esta desesperanza?

-Creo que hemos vivido momentos muy duros. Cuando empecé en Cáritas trabajé en las oficinas de Palma y en el centro de acogida en s´Arenal después, recuerdo que repartía vales para comida, alrededor de 7o diarios. Era 1976. A partir de aquí se construyó alterar el concepto de beneficencia para convertirla en un derecho, que lo es.

-La tasa de suicidios está aumentando como efecto de la crisis. ¿Vivimos el Apocalipsis?

-No soy apocalíptica, ¡ni mucho menos!" Sí que pienso que construimos con mucho esfuerzo y después en los años de bonanza hemos pensado que la vida era más fácil y ahora estamos tocando fondo y no lo imaginábamos. Creo que se puede salir. ¡Estoy segura!

-¿Cómo?

-Pues fíjate que escuchar a Antoni Mesquida hablar de personas y no números es una manera de denunciar.

-Pues ya ve que su ´estilo´ ha durado dos telediarios...

-(Silencio) Hoy se debería intentar humanizar este lenguaje mercantil que manejamos. La sociedad civil tiene una obligación importante y responsabilidad pero los gobernantes también la tienen de cumplir sus promesas electorales y sus programas y si no lo hacen, que dimitan o que lo expliquen, pero que no nos amenacen. Creo que se trata de hacer una justicia más redistributiva.

-¿Cercana a la teología de la liberación?

-Si Jesús hubiese querido situarse no hubiera muerto en la cruz. He tenido mucha suerte de poder trabajar desde la fe. El mensaje de Cristo va dirigido a los más desfavorecidos y la Iglesia es amplia y plural, pero quizá solo vemos un fragmento. La Iglesia debe estar con los que padecen. No concibo una fe en la que el hombre y la mujer no sean el eje.

-¿Balears debe copiar a Cataluña y hacer su referéndum de independencia?

-Respeto que un pueblo tenga sentido como tal y lo quiera reivindicar, ahora al hablar de independencia hay que saber ¿de qué hablamos?, ¿qué supone?, ¿es lo mismo que federalismo?, ¿a quién beneficia? ¿dentro o fuera de Europa? Creo que los conceptos no están claros y va a haber mucha manipulación. Defiendo mi lengua, mi identidad cultural y no quiero que me las pisen pero pediría que además de clarificar los conceptos, no se rompiese la solidaridad.