Las agentes de la ORA han abandonado las calles que rodean la mezquita de Pere Garau porque se sentían inseguras. Desde hace varios meses solo patrullan hombres. La empresa Dornier, concesionaria de este servicio municipal, tomó la decisión después de que se produjeran incidentes entre las controladoras y los varones que acudían al centro de culto de la calle Juan Mestre.

Fuentes del comité de empresa explican que solo se registraron casos de maltrato verbal pero para evitar posibles agresiones físicas que obligaran a activar el protocolo de seguridad decidieron trasladarlas a otras zonas menos conflictivas. De hecho solo está vedada la presencia femenina en las vías próximas a la mezquita porque en otras calles de Pere Garau como Francesc Manuel de los Herreros o Manacor sí se puede ver a las agentes revisando los tiques de los vehículos.

Cuando surgieron los primeros conflictos la empresa decidió que patrullaran por parejas. Sin embargo, el comité asegura que por una cuestión de organización y por carecer de suficiente personal la empresa optó por trasladar a las controladoras a otras zonas.

Dornier cuenta con una plantilla de 140 controladores de los que unas sesenta son mujeres. Entre 40 y 45 controladoras han solicitado una reducción de jornada para conseguir la conciliación laboral y familiar.

La única solución

Con la finalidad de poder ajustar los horarios y cubrir los turnos la solución de patrullar una mujer acompañada de un hombre para evitar agresiones se descartó y se optó por alejarlas dejando a un compañero. "Desde que se implantó la zona ORA en las calles de la mezquita los únicos problemas detectados han surgido con las mujeres. Muchos de los que acuden al templo tienen una mentalidad machista lo que las obligaba a vigilar los coches de dos en dos", señalan desde el comité.

Fuentes de la delegación del comité de Seguridad y Salud laboral de la empresa explican que consultaron al departamento de Igualdad de CCOO la conveniencia de esta medida y no se emitió ningún informe desfavorable. "Es difícil compatibilizar la seguridad, la media jornada y la necesidad de tener cubiertas todas las áreas de la ciudad. Era la única solución posible. Si alguien tiene una mejor que la comunique", señalan.

En otros sectores de Ciutat también han dejado de patrullar por parejas para hacer compatibles las reducciones de horario con el personal disponible. En todas las zonas Acire, menos en la de es Jonquet por sus reducidas dimensiones, hay un agente que circula en bicicleta.

La comunidad de musulmanes de Balears niega esta situación y asegura que nunca ha solicitado al Ayuntamiento de Palma la retirada de las controladoras de la zona. "Tienen derecho a poder trabajar. Para el islam la mujer es una joya que debemos cuidar. No podemos despreciarla cuando está trabajando", explica Youssef Jouihri, presidente de la comunidad musulmana. No obstante están en desacuerdo con la zona azul de la ORA porque una gran parte de musulmanes que acuden a la mezquita se encuentran con multas que no pueden abonar porque con la crisis económica un elevado porcentaje de creyentes está en el paro. "Nos cuesta pagar porque no tenemos trabajo", explica Jouihri quien sostiene que cada viernes se repite idéntica situación: Acuden a la mezquita a rezar, se olvidan de poner el tique y reciben una sanción. "Pagar ochenta céntimos cada treinta minutos es demasiado cuando estás en el paro y tienes cinco hijos", sostiene. Para Jouihri el Consistorio tiene otras formas de conseguir dinero para las arcas municipales. Incluso aboga por el regreso de las controladoras. "La mayoría de las chicas son muy educadas. Si alguien las ha molestado no es un auténtico musulmán", concluye. En cambio, las agentes no describen la misma situación. Cuando todavía patrullaban por la zona las obligaban a bajar de la acera y no les hacían caso si les sancionaban.