Hay parroquias que marcan la personalidad de un barrio o, al menos, orientan a muchos de sus feligreses. Es lo que ocurre con la iglesia de la Encarnación, que estos días celebra su medio siglo de vida con el objetivo de continuar su compromiso social en la comunidad que la acoge, la barriada de Arxiduc. Nació en 1962 en plena expansión de la ciudad y el mismo año en el que se celebró el Concilio Vaticano II, por lo que "siempre ha estado imbuida por el espíritu abierto y participativo que surgió de allí", en palabras del rector, Mateu Tous, quien lleva una década al frente de la Encarnación y con el mismo carácter comprometido de los inicios.

Una de sus primeras feligresas, Pepi Simó, sigue participando activamente en las actividades que organiza la parroquia, pero recuerda con nostalgia que su apertura "supuso una auténtica revolución para la gente de la barriada". Ella tenía 11 años y se refiere al hecho de que el cura, Antoni Roig, "abrió el templo a la juventud, permitió tocar música moderna, realizaba festivales que no tenían nada que ver con la iglesia, los padres participaban junto a los hijos y, en definitiva, introdujo novedades que eran impensables hasta entonces", tal como destaca. Otro ejemplo de parroquia pionera es que "las misas eran en catalán", añade uno de los feligreses.

Francisca Vidal se sumó a esta comunidad religiosa en 1972 y le llamó la atención sobre todo "el carácter social que se vivía en la Encarnación. Era una forma más abierta de sentir la religión". Pepi relata que "en aquellos tiempos había muchas ganas de cambio y algunas iglesias lo potenciaban". Cuenta como anécdota que "en las misas había policía secreta para saber qué decía el párroco, porque escogía las lecturas que tuviesen un sentido más social". Con la participación de todos, surgieron el grupo de Derechos Humanos, el movimiento escolta y el club d´esplai, entre otros, éste último impulsado por el rector Pep Toni Fuster, ya fallecido.

Los más necesitados

Actualmente, también tienen grupos para la tercera edad, de excursionistas y de alcohólicos y narcóticos anónimos, además del grupo de acción social –de ayuda a los más necesitados–, muy importante y activo en los tiempos que corren.

El párroco detalla que en estos últimos años han tenido que dar comida a "familias que hasta ahora nunca la habían pedido, ya que tenían trabajo y un sueldo normal". Asimismo, la parroquia ha otorgado becas de comedor para más de una decena de niños del barrio y en Navidad hicieron una recogida de alimentos para los más necesitados que tuvo un enorme éxito.

Todas estas iniciativas hacen que conserve el espíritu abierto, participativo y comprometido que la hicieron precursora.