Vía libre

La EMT gana más y ofrece menos

Miguel Vicens. mvicensmassanet@me.com

No se puede acusar al equipo de gobierno del alcalde Mateo Isern de mirar hacia otro lado, de evitar las cuestiones más espinosas de la política municipal y de posponer las reformas tantas veces aplazadas en las empresas públicas a cambio de paz social.

Todo lo contrario, en menos de siete meses de legislatura ha abierto el melón de la EMT y sobre todo de Emaya, donde antes todo era opacidad, aunque también es verdad que su acción no hubiera sido tan decidida de no estar acuciado por la crisis económica y la grave falta de liquidez del consistorio, que incluso puso en peligro el pago de nóminas en los primeros meses de gobierno.

No obstante, en algunas de las medidas aplicadas para aumentar la recaudación Isern hubiera podido demostrar mayor sensibilidad con el ciudadano. La EMT, por ejemplo, prevé ingresar este año casi cinco millones de euros más que en 2011, principalmente por el aumento de las tarifas en un 23 por ciento, la eliminación de la gratuidad a los menores de 16 años y la supresión de servicios y frecuencias en al menos ocho líneas.

Poco mérito puede darse entonces a una gestión que carga todo el coste en el cliente y usuario, en el ciudadano más desfavorecido, el que utiliza el transporte público porque no tiene otra alternativa. Y que además lo hace empeorando a conciencia un servicio básico, que ahora es más caro, ofrece menos alternativas, como demuestra la caída de usuarios que Cort también prevé, y le castiga con esperas más largas en las paradas.

Es cierto que el Ayuntamiento ha explorado con éxito y como no se había hecho hasta ahora en Palma otras vías de financiación, como la publicitaria, llenando la flota de anuncios de coches, aerolíneas o comercios de muebles. Y que tiene en cartera la casi imposible tarea de vender su vieja sede del polígono Son Castelló para adquirir autobuses. Pero el varapalo al ciudadano es de mucho calado.

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