Palma a la vista

Huellas del Mayo del 68

Aparecen en algunas calles traseras de Sindicato proclamas de la revolución estudiantil de París. Los muros hablan

Lourdes Durán

Un operario a pie de calle aguarda los sacos de escombros que le va pasando un compañero que está en las alturas. Un viejo edificio va a ser restaurado en la trasera de Sindicato. Un poco de movimiento en una ciudad vieja que duerme. Aparentemente.

En la perpendicular al trasunto, restos de pintura, de cuando los rótulos se hacían a mano alzada y el neón ni se conocía –afortunadamente–, en los que aún se lee el letrero del negocio: Imprenta Covas.

Debajo una leyenda: "No puede volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos". La proclama de Mayo del 68 está tomando algunas calles de Palma. París se consume aquí en una plantilla que se graba en la piedra, sobre un muro que se comba como los espejos del Callejón del Gato en el Madrid de Ramón del Valle-Inclán. La literatura sigue los pálpitos callejeros porque en esos fuegos se cuece. La pequeña arteria que desemboca en la peatonal del comercio de ciudad se remata con letras de molde de latón: Can Martí Feliu.

No hay referencia más allá de su tinte desgastado en rojo y azulete, como los dinteles de algunas casas griegas, de la imprenta Covas. Palma es a la vez un fragmento de París, una hilacha de Ítaca y un reflejo de Madrid. En apenas, unos metros de asfalto, ¡cuánto mundo!

Los primeros ecos de esa sentencia que también se ve en Sindicato, casi puerta con puerta en la antigua sede de Unió Mallorquina, surgieron en Nanterre, ciudad espoleta del pensamiento burgués, cuyos hijos tomaron las calles y dejaron en las paredes sus credos porque éstas hablan. Ahora regresan a la calle aunque una importante mayoría prefiere quedarse en su laboratorio de pantalla líquida y a golpe digital hacer su ´revolución´.

Frente a la pintada mayosesentayochista está el Casal Petit de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor haciendo un trabajo de calle que en estos tiempos de recortes y cierres de los centros de atención a las mujeres víctimas de la violencia machista es más necesario. Tal como explican en su página web, "el Casal Petit es un centro de atención a la mujer en contexto de prostitución y/o exclusión social".

A propósito de las proclamas de Mayo del 68 recuerdo la muy teatral, "camaradas, proscribamos los aplausos: el espectáculo está en todas partes". Quieren hacer de Palma un destino turístico los 365 al día al año. Veremos en que queda el espectáculo porque si a cuento de hacer negocio de todo, ojito con el centro histórico que por el ya están asomando algunos locales impropios de lo mejor de la ciudad. No acabemos siendo ciudad bazar y todo vale. Si eso ocurre, pintemos los muros porque "la acción no debe ser una reacción sino una creación". Parafraseando el Mayo del 68.

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