—¿Qué ha cambiado en su vida desde que es alcalde?

—Absolutamente todo. La alcaldía es una actividad absorbente. Siento un gran orgullo de ser el alcalde de mi ciudad, pero mi vida ha cambiado radicalmente, aunque lo llevo bien, sin problemas.

—¿Qué hace en su tiempo libre?

—Realmente me queda poco. El otro día, aprovechando que la junta regional del PP duró una hora en lugar de dos, fui en bicicleta. Por el momento el cargo me absorbe mucho tiempo, cada día son las ocho y media o las nueve de la noche cuando me voy de Cort.

—¿Ha conseguido conciliar su dedicación al cargo con la vida familiar, como se propuso en campaña?

—A nivel personal en esta cuestión he fracasado. Es un tema muy complicado y tengo que conseguir reconducirlo de una forma u otra.

­—¿Teme ser criticado por el hecho de que su mujer le acompañe a algunos actos públicos?

—Espero que no. Se trata de los pocos momentos en los que puedo estar con mi mujer. En realidad sólo me ha acompañado a actos culturales y, en especial, cuando he asistido a conciertos.

—¿Cuál es el último libro que ha leído?

—Ahora estoy leyendo el de Mariano Rajoy. Y, el último, En la ciudad sumergida, de José Carlos Llop, del que me declaro admirador. También me encantó porque describe la ciudad tal como la recuerdo. Su lectura ha sido para mí un ejercicio de nostalgia extraordinario. Es un gran libro.

—¿Y la última película?

El árbol de la vida, de Terrence Malick y con Brad Pitt.

—¿Y la última obra de teatro?

—Me encanta el teatro. El otro día vi Sexos, en el Auditòrium, con Anabel Alonso y Pepe Nieto.

—¿Sigue algún programa de televisión?

—Ahora no, pero soy un fan de la serie House.

—¿Qué le pide ahora la gente por la calle?

—La mayoría me da ánimos y que siga así, que aguantemos las presiones y que pongamos orden.

—¿Por qué se quitó el Rolex para ir a Son Gotleu?

—Pues porque hay días que lo llevo y otros que no. Hoy, por ejemplo, llevo uno que me costó 100 euros.