Las tapas que cubren los imbornales sustraídos están sujetas mediante una fijación móvil que permite a los operarios de Emaya ponerlas y quitarlas con facilidad cuando realizan tareas de limpieza en los sumideros del trazado urbano. Sin embargo, los recientes robos han hecho sopesar a la empresa, sobre todo por la pérdida patrimonial sufrida y el coste que supondrán las reposiciones, la posibilidad de soldar las piezas a la calzada. No obstante, eso obligaría a modificar todo el plan de limpieza de imbornales hasta ahora establecido, así como a mandar un operario con una radial cuando se quisiera descubrir uno de estos sumideros. En casos de inundaciones, el contratiempo sería aún mayor por la urgencia de la situación.