Muchos de ellos ataviados con plumas y pintura de colores en la cara, emulando a los indios del lejano Oeste, los ciclistas que aún resisten los embites del coche en las Avenidas protestaron una vez más por la supresión del carril rojo que ahora vuelve a ser negro para los vehículos motorizados. El colectivo Massa Crítica, que se define como una "reserva india" rodeada de sheriffs y vaqueros con volante, comenzó su paseo reivindicativo a las 11.00 horas acompañado por un centenar de ciclistas y con el sonido de los timbres de fondo.

Partieron todos de la plaza de España y se dirigieron hasta la avenida Alexandre Rosselló, en la que giraron hacia el centro para protestar frente a la plaza de Cort. Desde allí, el equipo de gobierno municipal tomó la decisión de ser "el único ayuntamiento que echa atrás una infraestructura válida y la sustituye por una alternativa peor", en palabras del portavoz de Massa Crítica, Carles Valentí. Tal como opina, el consistorio de Mateo Isern "está boicoteando el uso de la bicicleta", por lo que también "está perjudicando" al turismo que tanto propugnan. Y recuerda que un informe sobre los visitantes de Palma indica que "de lo que más se quejan es del ruido y del exceso de coches. Deberían saberlo".

Respecto a las vías alternativas por el interior de las Avenidas, el portavoz critica que "no hacen la función de conexión con los otros carriles bici del Eixample" y tilda las ciclocalles de "tomadura de pelo. Los niños y los mayores no las utilizan, debido a que tienen que compartir el espacio con los coches", concluye.