­El propietario de Can Joan de s´Aigo, Joan Martorell Pol, murió ayer por la mañana a los 79 años tras una dolencia pulmonar. El funeral del dueño de la conocida heladería y chocolatería será hoy en la iglesia de Sant Jaume a las 20 horas. Hasta sus últimos días, Joan Martorell acudió a sus dos locales, tanto el más antiguo, situado en la calle Sans, como el abierto en Baró Santa Maria del Sepulcre. Llegaba de madrugada al histórico de Canamunt y por la tarde se pasaba por el cercano a Jaume III para charlar con los clientes y, principalmente, con la veintena de trabajadores, que le tenían un gran aprecio, tal como manifestó afectado uno de ellos tras conocer su muerte.

El propietario de Can Joan de s´Aigo tomó el relevo de su padre, Antoni Martorell, en 1974. En el local de la calle Sans, un letrero de baldosas indica que la apertura data de 1700. El negocio original se encontraba frente al ábside de la iglesia de Santa Eulàlia, aunque la amenaza de ruina de este inmueble tras la demolición del edificio contiguo obligó a Joan Martorell a buscar otro local, que encontró muy cerca de allí.

´Quartos´ y helados

Se trasladó al actual de la calle Sans, que era un antiguo garaje, y lo transformó en lo que sigue siendo hoy, exactamente con los mismos muebles y decoración, desde donde surtió a los clientes de quartos, ensaimadas, cocas, crespells y helados de chocolate y almendra –el más tradicional–, entre otras delicias.

En los últimos tiempos, de vez en cuando Martorell continuaba ayudando en el horno en lo que podía, como rememora uno de los trabajadores. Sin embargo, las imágenes más recordadas son la de Joan sentado en su silla, charlando con clientes de toda la vida o participando en alguna de las tertulias que organizaba hace años con varios amigos en el histórico local.

Uno de los participantes, muy afectado, instó a "recordar los buenos tiempos vividos y guardar silencio durante estos días" por la memoria del propietario de Can Joan de s´Aigo y otros tertulianos también desaparecidos. "Ha sido un mazazo", resumió.

El origen del negocio, de 1700, se remonta a los hombres que se dedicaban a recoger la nieve que almacenaban en las cases de neu de la serra de Tramuntana. La prensaban y la bajaban a Ciutat, pero uno de ellos, llamado Joan, decidió abrir un negocio donde vendía además agua con hielo, que posteriormente combinó con un poco de zumo de fruta. De ahí hasta nuestros días, con otro Joan que ayer dejó a su familia y a miles de clientes y amigos.