Palma a la vista

Grafiti ´versus´ gamberros

Dos artistas del aerosol han sido contratados por el dueño de Can Frasquet para que le pinten la valla de su comercio

Lourdes Durán

Cansado de encontrar las vallas de su comercio hasta arriba de manchas, borrones y otras huellas gamberras, Jordi Casasayas tomó una solución salomónica: convertir las bardas de la pastelería Can Frasquet en un decorado. Aliarse al supuesto enemigo, dicho así a bote pronto. Por ello, cuando Enrique del Río y Moisés Lozano le propusieron pintar su barrera no lo pensó dos veces. El ejemplo está cundiendo y son, al menos, dos tiendas más cercanas a Brossa las que barajan hacer algo parecido con sus puertas: Little India y Midge Dalton.

"Estaba cansado de pintar y pintar las vallas. Me salía carísimo porque siempre acababan llenas de garabatos. Creo que ahora, cuando ellos vean que están pintadas por artistas se dará un acuerdo tácito de no agresión", señaló el propietario de la popular confitería del centro de Palma.

Moisés es "grafitero-escritor". Así se define él. A su lado, se desembaraza de la máscara protectora Enrique del Río, diseñador. Ambos tienen 26 años y ya en su hoja de de servicios, unas cuantas actuaciones urbanas en la guardería Sonrisas en la calle Aragón, en Talleres Mauri, El Desván del Decoupage y en la cerería Mithril, entre otros.

"Nos damos a conocer gracias al boca a boca. La idea es ofrecer un cambio de imagen al negocio", apunta Moisés. Del Río, que ha sumado experiencia tras su estancia en México y sus visitas a Nueva York, es elocuente en su apreciación: "Cuando el dueño cierra y se va a descansar, si el negocio está pintado sigue vendiendo de alguna manera".

Se acercan curiosos, los turistas les toman fotografías. Ellos siguen aplicando su dosis de spray a un comercio que pedía a gritos mano de "graffiti profesional", que así es como se anuncian desde su página web www.aerosolwork.com. La alerta cundió el sábado pasado cuando algunos alertaron a la policía de que dos jóvenes "gamberros" estaban manchando Can Frasquet. "Les explicamos la situación, que todo estaba bajo control, que estábamos contratados por el dueño... En fin, nos molestó un poco porque la poli llegó a venir cinco veces", relata el diseñador.

Casasayas se asoma y contempla el avance del mural, inspirado en un cuadro de Degas con modificaciones de los autores y el propio apunte del dueño de la pastelería. No puede faltar en las bardas que rodean el comercio sus cuartos embetumados, el cojín de pasta real y, desde luego, el anagrama de Frasquet. "El resto lo dejé a su criterio", apunta.

Su criterio se las apaña con el chorreo medido de más de 25 tonos de colores que ellos no mezclan para rematar una valla de 36 metros de superficie. Lo complejo es domeñar los repliegues metálicos de las valla enrollable. Son pintores de murales de volumen, no de superficies lisas.

Un indígena cata el cacao, muy cerca están sus semillas. Los artistas del aerosol concluirán la decoración este fin de semana. Sólo apuntan un dato: "Palma está muy atrasada con respecto a otras capitales turísticas. No se ha dado cuenta que la pintura mural en los comercios atrae al turista".

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