Son las 8.12 de la mañana y me dispongo a estrenar Bicipalma. Estoy en la estación número 63, la de la plaza de España, y meto la tarjeta ciudadana en la ranura del Punto de Información al Usuario (PIU), tal como indica la pantalla. Tras un momento de espera, aparece un letrero que advierte: ´No se puede realizar la operación. Diríjase a un punto de información´. Enseguida pienso: ´Bicipalma se ha estropeado. ¡Ya tengo titular!´ Luego recapacito: ´He hecho algo mal´. Pruebo de nuevo, pero no sirve de nada y decido llamar al teléfono que aparece en la parte superior de la pantalla, el 971 22 55 30. Allí me informan de que ayer el servicio de bicicleta pública comenzaba a las 8.30 horas. A partir de hoy se inicia a las 7.00.

Si el fin de semana hubiese abierto el correo electrónico, me hubiese enterado antes de esta información y otras a través de una carta firmada por Bicipalma. No importa. Ya son las 8.33 y la novedad ha formado un corrillo a mi alrededor de curiosos que quieren ver cómo funciona la bici gratuita del Ayuntamiento. Introduzco de nuevo la tarjeta ciudadana y la pantalla del PIU me indica que coja la bicicleta aparcada en el anclaje número 18. De los 336 vehículos que hay por la ciudad, me ha tocado el 234, tal como se puede leer en la estructura del vehículo.

De inmediato busco el 18 en la barra azul, pongo el bolso en la cesta, estiro del manillar hacia atrás para extraer el burlón del anclaje, es decir, el saliente que sirve para enganchar la bici al aparcamiento; y me subo de un salto dispuesta a recorrer Palma a pedales. Luego me dijeron que había sido la primera ciudadana en utilizar este nuevo medio de transporte público.

Desde la plaza de España me dirijo a la calle Sant Miquel, que a esas horas está prácticamente vacía, por lo que no molesto a ningún peatón; cruzo la plaza Major, sigo por Jaume II, llego a Cort y Santa Eulàlia, bajo hacia el Parc de la Mar atravesando ses Voltes, me acerco a observar el puerto y vuelvo hacia el centro por Antoni Maura y la plaza Joan Carles I. Ahora no soy la única ciudadana en una Bicipalma, ya que sobre las 8.50 hay anclajes vacíos en los aparcamientos de los dos últimos sitios recorridos. Y para mi sorpresa compruebo que media hora en bicicleta da mucho de sí.

De todos modos, como este servicio se encuentra en periodo de pruebas, el Ayuntamiento ha prorrogado el límite de tiempo hasta las dos horas. En el futuro se acortará a la citada media hora. Finalmente aparco –lo que supone un bloqueo de uso de media hora–, hago mis tareas y como ha transcurrido el tiempo reglamentario, me subo en otra bici para seguir pedaleando.