Cuando los libreros se enteraron que Sagitari, la única librería de Palma dedicada en exclusiva a poesía, cerraba el 31 de enero del 2010 se encogieron. No cerraba Sagitari, también echaba la cancela la peluquería Picornell. Porque desde los últimos dieciséis años habían formado una extraña pareja. Un invento de su propietario, Xavier Abraham, quien desde hace poco más de tres lustros combinó dos negocios que, en principio, tienen poco que ver: tintes, cortes de pelo y permanentes con versos. Joan Miró, donde convivían ambos, pierde la que fue la primera peluquería de señoras de El Terreno y la única librería peluquería de Palma. Cierra por jubilación del propietario.

Gentlemen´s barber & Ladies hairdresser era el anuncio que los turistas que se alojaban en hoteles como el Victoria o el Mediterráneo se encontraban en la recepción. Los atendía Miquel Picornell, un barbero que "tuvo visión de futuro" y evolucionó hacia la peluquería de señoras. "Mi tío vivió la época dorada del Terreno y Gomila, cuando establecimientos como El Patio y su peluquería hacían piña en pro de un turismo de gran nivel", cuenta Xavier Abraham.

Él entró de mozo a los 14 años. "Siempre vi la parte estética de los peinados y, ¡además me gustaban mucho las mujeres!", ríe Abraham. Recuerda ver a George Sanders apostado en la puerta de la peluquería "esperando a que arreglasen a su mujer". El esplendor del establecimiento fue de tal envergadura que llegó a contar con once empleados. "Cada cliente tenía para ella entre tres y cuatro peluqueros y oficiantes".

Los años sesenta fueron fecundos para el negocio. "Los turistas tenían un alto nivel adquisitivo y si pasaban una semana de vacaciones en Mallorca, había quien iba a la peluquería cada día después de haberse dado un baño en la playa". Muy discreto, en contradicción con la fama que tienen estos comercios donde se dice que más de uno se pone al corriente de los ecos sociales, en Picornell "no somos nada cotillas". Tan sólo recuerda el paso de la actriz Mary Santpere por sus secadores y de una directora turística moscovita que vivía en Palma. "En broma decíamos que teníamos una clienta de Moscú. Ahora no llama la atención, pero ¡en aquellos tiempos... Moscú estaba muy lejos!

Traspaso

En 1976, Miquel Picornell, sin herederos, le traspasó el negocio a su sobrino Xavier. Ahora que le ha tocado jubilarse a él se repite parte de la historia. Abraham sí tiene quien le herede pero sus hijos no quieren seguir con la peluquería. Ahora, pasa sus inicios de jubilación rodeado de libros que irá reenviando a las distribuidoras. Siles, Auden, Gamoneda, Paul Celan, Martí Pol, en cajas.

"Cuando decidí que podía poner la librería de poesía donde estaba la sala de espera de la peluquería, muchos creyeron que era un capricho... Convivieron perfectamente los dos ambientes", señala Abraham, que durante años fue presidente del Gremi de Llibreters.

No olvida agradecer al equipo de "colaboradores" el largo camino. Felicidad Fernández ha dedicado 35 años a la peluquería. Fani Vich, 25 y Dolors Subervilles, veinte. Ella entró cuando se informatizó el negocio.

El inmueble, que en su parte superior es vivienda, mantiene el mismo suelo ajedrezado de sus inicios. Y cuelgan las mismas lámparas de cristal del rival de Gordiola, Frau. A lo largo de sus 82 años de vida, la peluquería fue ganando metros. De sus inicios en la esquina de la actual calle Brigadier Joaquín de Porras esquina con Joan Miró, antes Alfonso XIII, a su ampliación ganada por el patio y la parte que da a la calle principal.

Referente en El Terreno, Abraham que es del barrio, asume la pena por el cierre que ya le han trasmitido sus vecinos, aunque Picornell, también ha sido la peluquería de muchas mujeres que se desplazaban desde distintos municipios de Mallorca. "Han sido fieles hasta el final, y cierro con orgullo porque hasta los últimos días hicimos clientes nuevos".