La estación del tren de Sóller en Palma está en vía muerta. Las obras de restauración del edificio, que se circunscriben esencialmente a su fachada, se iniciaron una semana atrás. Por tal motivo, el servicio ferroviario ha sido suspendido dejando a los turistas que suelen contratar esta excursión como una de las estampas típicas de su viaje a Mallorca sin ella. El 1 de febrero de 2011 el tren volverá a comunicar Palma con Sóller.

El edificio tiene planta rectangular y tiene una superficie de 176 metros cuadrados. Las obras son una inversión de la empresa Ferrocarril de Sóller que las ha encargado a Restaurotec. El responsable de las mismas es el historiador del arte David Valdés. El lavado de cara de este edificio construido en 1907 se ciñe básicamente a su fachada y a la marquesina. Básicamente se trata de una limpieza profunda de la piedra así como de la reintegración de elementos que, o bien están rotos, o bien han sufrido pérdida y presentan fisuras.

Entre los más perjudicados está la balaustrada de la terraza del edificio, en su parte superior, cuyas pilastras de mortero o lesenas son viejas o están sucias. "Hay que reintegrar el elemento ornamental original", cuenta el historiador y jefe de obra David Valdés.

También la reforma restará una serie de elementos obsoletos que aún perduran en un edificio que forma parte de la arquitectura sentimental de Palma. En estos momentos se están llevando a cabo pruebas de limpieza para elegir si es más idóneo hacerla con arcilla sepiolita o con otros métodos.

El edificio es un bien catalogado y no es la primera vez que ha sido reformado en alguno de sus elementos. Hace tres años se hicieron los baños nuevos. Actualmente están colocando el nuevo pavimento de la terraza, se está impermeabilizando y se hace un nuevo solado.

Piso

"Existe un proyecto de rehabilitación del primer piso, la que fue vivienda del jefe de estación muchos años atrás, al igual que los que había en las estaciones de Son Sardina, Bunyola y Sóller, pero sólo es un proyecto", explica Maribel París, aparejadora de la empresa de construcción Topar S.A., regentada por su padre Tomás París. Éste conoce al dedillo los entresijos de las obras que la empresa del ferrocarril ha realizado tanto en la estación del tren en Sóller como las de Palma. La primera ya presenta su mejor rostro. Palma está en ello.

El edificio de ingeniería civil de la estación de Palma cuenta con una marquesina idéntica a su hermana en Sóller. Ahora se está saneando el entablillado de madera con silicato de aluminio para después decaparlo, darle una imprimación y concluir con el pintado. No está prevista en esta restauración tocar la reja que rodea el edificio de la estación.

En la parte superior del edificio perviven una serie de elementos ornamentales modernistas de cerámica que serán objeto de restauración.

Los propietarios de la estación recibieron un varapalo del Ayuntamiento. La última inspección técnica del edificio en 2009 fue desfavorable. La aparejadora Maribel París reconoce que "en aquel momento no pudimos iniciar la reforma". Calcula que la inversión en este edificio superará los cien mil euros.

Historia

La línea ferroviaria que unía Sóller con Palma quedó inaugurada el mismo día que se hundió el Titanic, el 16 de abril de 1912. El impulsor del tren fue Jeroni Estades, cofundador de la Compañía de Navegación Sollerense y parlamentario. Desde el principio apostó por el ferrocarril como medio de transporte para unir Sóller con la capital y acabar así con el aislamiento del municipio de Tramuntana.

Luis Bobbio fue el constructor de la línea. Las obras, que se iniciaron en 1907, empezaron desde ambos extremos de la línea. En Palma, la locomotora María Luisa ayudó en los trabajos; en Sóller fueron las mulas.