Gabriel Segura se encontraba ayer inmerso en su arraigada tradición familiar: los retoques de sus caseta de Navidad de la Plaza Major. La inauguración oficial del mercadillo navideño será el próximo viernes 26 de noviembre.

"Lo inauguraron mis abuelos. Yo lo he vivido desde niño y ahora me toca a mí seguir con el negocio y la tradición familiar", apunta Gabriel Segura. No en vano, Belenes Hermanos Segura ocupa una gran parte del espacio destinado a la venta de motivos navideños.

Uno de los puestos de esta veterana empresa con una solera de 30 años cuenta con 25 metros. El otro, situado justo enfrente, tiene una extensión de 10 metros. Un espacio al que optan las empresas más consagradas en el mundo del Belén.

La inmensa mayoría de los puestos del mercadillo permanecían ayer cerrados a cal y canto. Solo el puesto de Hermanos Segura se engalanaba ayer para que todo estuviera preparado el día grande. La crisis, un año más, es la más temida en la inauguración del mercadillo navideño.

"La crisis se nota más en la piezas caras", apunta Gabriel Segura. Sobre todo, el barro cocido y lienzado. Una pieza se vende a un precio que oscila entre los 200 y los 300 euros. El que no quiere pagar tanto, tiene otras opciones más baratas. La marmolina, en este caso, es lo más recurrente. Una pieza similar se puede adquirir por 60 o 70 euros.

Otros elementos mucho más asequibles se pueden adquirir desde 50 céntimos o un euro. Pequeños detalles del belén o del árbol de Navidad son los únicos objetos que se pueden comprar a este precio. Por el contrario, un nacimiento exquisito se puede llegar vender a unos 900 euros. El movimiento de los molinos o las fuentes con agua también provocan que el precio se dispare.

Pagos a plazos

El datáfono es la gran herramienta con la que cuentan los puestos del mercadillo navideño de la Plaza Mayor para conseguir atraer clientes. La posibilidad de aplazar el pago con una tarjeta de crédito es un argumento lo suficientemente convincente como para que los puestos se renueven.

Hasta la completa instalación del mercadillo navideño, los tenderetes más modestos son los que captan la atención de los viandantes que se acercan por la Plaza Mayor. Una mujer, sentada en un taburete, cantaba ayer ópera ante la estupefacción de los transeúntes. A sus pies apilaba sus discos en busca de un comprador.