Mujer, de entre 20 y 30 años, con estudios secundarios o superiores. Este es el perfil mayoritario de los 1.391 voluntarios censados en Palma que ofrecen sus servicios de forma completamente desinteresada. Los ámbitos social, cultural, comunitario, la cooperación o el ambiental son los aspectos donde desarrollan sus actividades.

Un 65% de los voluntarios son mujeres, frente al raquítico 35% masculino. Un 42% de estas personas solidarias tiene estudios secundarios, el 38% posee o cursa estudios superiores y el 20% restante tiene estudios primarios

La crisis no ha mitigado en absoluto el voluntariado. Más bien todo lo contrario. Buena prueba de ello es que este año ya se han inscrito en la Agencia del Voluntariado 337 personas en Palma deseosas de ayudar al prójimo sin contraprestación económica alguna.

El nuevo Reglamento Municipal de Voluntariado ha entrado en vigor después de la conclusión del periodo de alegaciones. Esta normativa viene a sustituir al antiguo reglamento, aprobado el 25 de febrero de 2003. A diferencia de este primigenio reglamento que sólo regulaba la acción social, la nueva versión abarca más aspectos.

La mayoría de personas que desean hacer voluntariado se decantan por desarrollar tareas en el ámbito social y medioambiental. Así, los acompañamientos a las personas mayores o la atención a los discapacitados concentran las acciones más sociales del voluntariado. Mientras que la limpieza de playas o la reforestación de bosques despierta el interés del voluntariado con una mayor conciencia ambiental.

Intermediación

La Agencia del Voluntariado funciona de una manera muy semejante al Inem, aunque con personas que no pretenden obtener remuneración alguna. Al igual que las oficinas de empleo, su papel es de intermediación. Su labor pasa por poner en contacto a los voluntarios con las entidades o los particulares que reclaman sus servicios. El interés creciente hacia esta práctica, que antes se articulaba de manera natural, ha derivado en la creación de esta Agencia.

Purificación García, en cambio, no recurrió a los servicios de la Agencia del Voluntariado. Tuvo una tarea algo más complicada. Después de una búsqueda activa por internet. El pasado mes de julio empezó a dedicar horas de su tiempo para ayudar a los discapacitados. Durante un día a la semana, normalmente los jueves, acude a la asociación Amiticia. Entre las cinco y las ocho y media de la tarde, nada más salir de su trabajo, Purificación se dedica en pleno a atender a estas personas.

"Estudio Educación Social y quería ver de cerca la realidad con la que voy a trabajar", apunta esta voluntaria. Pese a no recibir remuneración alguna, el agradecimiento de las personas a las que atiende le reconforta. "Lo que nosotros aportamos como voluntarios es incomparable con lo que recibimos de ellos", explica. "Son personas muy transparentes, muy agradecidas con poco que les hagas", señala Purificación.

El aumento del paro y la crisis no ha provocado una caída del voluntariado. Todo lo contrario. De hecho, a juicio de esta voluntaria, la tendencia ha ido en aumento. "La crisis ha provocado que la gente se vuelva mucho más solidaria. Hay una mayor sensibilización social hacia estos problemas", indica.

"Hay mucha información. Son realidades que están en la calle, sólo hace falta que la gente preste atención", recalca Purificación.