El dolor es un grito de nuestro cuerpo. Es un aviso de que algo va mal y debemos cambiarlo. Para paliar el dolor y evitar que se repita, la quiropráctica suave enseña a los usuarios a escuchar "los susurros del cuerpo antes de que grite", en palabras de David Biddle. Este doctorado en quiropráctica y experto en el llamado método NSA (Network Spinal Analysis) ha introducido en Palma la innovadora técnica extendida en Estados Unidos y que en España sólo se ofrece en Barcelona y Alicante. Abrió su consulta hace 15 años y desde entonces ha atendido a cientos de usuarios con problemas de espalda, cervicales, lumbares, ansiedad, estrés, dificultades para dormir, digestivas u otros tipos de malestar.

"Vienen principalmente por dolencias en la columna, que son problemas posturales y de tensión", detalla. La mayoría de quienes acuden a Biddle ya han probado otras técnicas, pero el dolor siempre vuelve, porque "no solucionan la causa". Según explica, "la forma, posición y tono de la columna es una respuesta psicoemocional ante hechos externos. Las cervicales no se contraen solas, sino que el cerebro crea los patrones de tensión en el cuerpo sin percatarse. Cuando aprendes a reconocer esos patrones, es cuando puedes empezar a cambiarlos".

Tigre y Caribe

El especialista da un ejemplo claro con el estrés: "la gente cree que el estrés es algo externo: Es la suegra, el jefe, los niños, el trabajo, la casa, la economía, lo que sea. Pero en realidad es una respuesta interna a una situación externa, por lo que podemos modificar la respuesta. Como estamos tan enganchados a un patrón de conducta, si hay una situación estresante enseguida nos ponemos en defensa y en tensión". La metáfora del tigre es muy significativa: "Imagina que te encuentras de repente con un tigre cara a cara. En un santiamén tu cuerpo cambia fisiológicamente. El flujo sanguíneo se desvía del aparato digestivo a los pulmones y el corazón para poder correr, y desde los lóbulos frontales del cerebro (donde está el raciocinio) hacia la parte instintiva, porque tenemos que reaccionar rápido y no es el momento de ponerte a pensar. Además, aumenta la tensión sanguínea para llegar mejor a los músculos. Logras salvarte y te vas enseguida una semana al Caribe para recomponerte. De vacaciones, tu cuerpo descansa y va resolviendo los procesos fisiológicos asociados y, cuando vuelves, ni te acuerdas del tigre. Nuestro problema es que la vida diaria es tigre tras tigre tras tigre, sin descansar en el Caribe, por lo que el cuerpo se queda enganchado físicamente a esos patrones de adrenalina o susto. Al final llega un momento en el que no es el cerebro quien dice ´aquí hay un tigre´, sino que el cuerpo siempre está en la posición de defensa y respondes con esa tensión a todo lo malo que te va sucediendo", tal como especifica Biddle.

La quiropráctica suave "ayuda al cuerpo a descubrirse y realizar sus propios cambios. Quien viene aquí es un usuario activo, que quiere llegar a la raíz de su problema y aprender las estrategias para entender su cuerpo y hacer cambios por sí mismo. Sin embargo, en la quiropráctica tradicional, eres un paciente pasivo. No te involucras en el proceso, sino que es el especialista quien se encarga de realizar los ajustes", en palabras del especialista.

Física y energía

Asistir a una sesión de Network Spinal Analysis es algo extraño. David Biddle apenas toca a las personas tumbadas boca abajo en las camillas y, "la primera vez, la sensación nada más salir es de fraude". Quien así habla es Consuelo Moya, "fan número uno de NSA". Lo conoció hace 14 años a través de una clienta de su peluquería y asegura que continuará yendo el resto de su vida, porque le "ha cambiado completamente". El experto casi no toca el cuerpo, ya que "es una terapia físico-energética, debido a que el cuerpo es física y energía".

Hace más de tres décadas, Consuelo se hizo un esguince en la columna vertebral que le afectó también a las lumbares y a un disco, que ha desaparecido. "No podía estar sentada más de media hora en el cine o en un restaurante, no podía conducir cómoda ni bañarme en la playa si el agua estaba fría, entre otras muchas cosas". Cuando salió de la primera consulta de Biddle, la citada sensación de "fraude" le duró hasta que se sentó en el coche sin necesidad de buscar una postura cómoda. "Como siempre me dolía, la costumbre era colocarme en el asiento antes de arrancar, pero aquel día no lo hice", recuerda. Desde entonces y paulatinamente fue notando mejorías. "Mi problema nunca se solucionará del todo, porque las vértebras están hundidas y me falta un disco, pero ahora no podría vivir sin esta terapia, ya que el dolor se hubiese agravado y estaría a base de pastillas". En cambio, Consuelo disfruta desde hace años de ir al cine –su afición favorita– o a un restaurante sin que ninguna de estas distracciones sea un suplicio para ella.