El paseo Sagrera se construyó de la noche a la mañana, literalmente. Así lo relatan las crónicas de hace un siglo, el que cumple este vial frente al emblemático edificio de la Llonja donde las palmeras son lo único inalterable. "Esta pasada noche ha reinado en la explanada de la Lonja una extraordinaria animación, una desusada forma de trabajo que congregaba a un gran número de curiosos. Se ha estado construyendo el paseo de Sagrera, que cruzará la explanada paralelamente a la Lonja. A varios centenares ascendían los trabajadores allí ocupados y de carros había también una infinidad", tal como se podía leer en el periódico La Almudaina. El Correo de Mallorca también se hacía eco de la noticia, aunque recordaba además que la construcción del paseo había sido muy "discutida", según publicaba el 23 de junio de 1910. El motivo de tanta rapidez era la celebración de la Exposición de Productos de Baleares, que tuvo lugar allí una semana después. Sin embargo, el paseo ya estaba proyectado desde 1903, tal como indica en 1950 el arquitecto Gabriel Alomar Esteve en su libro La reforma de Palma.

El derribo de la muralla

El punto de inflexión para que se iniciase esta transformación fue el derribo de la muralla, propugnado por el ingeniero Eusebi Estada, tal como argumenta en La ciudad de Palma (1885). Pocos años antes, en 1872, ya se demolió una parte, la comprendida entre el muelle y las atarazanas, lo que permitió la construcción del paseo que estos días cumple siglo.

Antes de crearse este bulevar ya existía la calle de Sagrera, en honor al arquitecto que construyó el edificio gótico de la Llonja. En La ciudad de Mallorca se señala que dicha vía desapareció "desde el derribo del lienzo de muralla que se extendía entre la puerta del muelle y el baluarte de Chacón". El cuartel de Infantería que había junto a la lonja de pescadores fue otro de los que sucumbieron a la piqueta, como tiene documentado el cronista del Ayuntamiento, Bartomeu Bestard.

Muchos cambios se han dado alrededor del paseo Sagrera desde 1910. El más significativo es la construcción del Marítimo. "Con ello se perdió la arboleda junto a las palmeras y el paseo quedó arrinconado", explica el arquitecto Pere Rabassa. Autor de la reciente reforma de la Llonja, también ha firmado un anteproyecto para dar valor al bulevar de Sagrera, que Cort presentó a la asociación de vecinos del Puig de Sant Pere hace un mes. La propuesta de Rabassa es básicamente eliminar la calle que separa la Llonja del paseo, unificando el pavimento para dar continuidad a todo el entorno. "Así se conseguirá dignificar el edificio, que está semiescondido, y aprovechar el paseo Sagrera". Éste parece que será el futuro del centenario bulevar.