Hay un plátano amarillo en el oratorio de la calle Sant Feliu. No forma parte de la exposición Monkey Show, de la galería de arte existente en esta capilla del siglo XIII, pero podría parecerlo. Es un dibujo hecho en el muro de la edificación histórica, junto a la puerta que conduce a la calle Sant Gaietà. Cuando lo vio la asociación proteccionista ARCA, se llevó las manos a la cabeza, porque "es una falta de respeto al patrimonio histórico". Denuncian que "durante los últimos tiempos, las paredes y puertas de algunos edificios históricos de Ciutat se han visto agredidas por la marca de algunos artistas emergentes que han querido mostrar sus trabajos de una forma pública, aunque muy poco ética".

La galería de arte ubicada en el oratorio utilizado como lienzo también considera que "se trata de una actuación horrible en un edificio de estas características", como afirma la propietaria, Jule Kewenig. Por supuesto, se desentiende completamente de la obra, aunque sabe de dónde procede. Lo explica Patricia Feliu: "Hace un par de años encontramos el dibujo de un plátano en las oficinas de la galería y nos dijeron que se trataba de un artista que pinta esto en las galerías de arte del mundo que visita y que le gustan". Es un teutón llamado Thomas Baumgärtel y lleva más de dos décadas difundiendo su famosa banana. Lo conocen bastante en Alemania, tal como detalla Feliu, e incluso ha decorado con sus dibujos de plátanos una de las suites de un hotel de Berlín dedicado al arte.

"Al principio hacía gracia y el dibujo en una pared de la oficina no constituía ningún problema, pero es muy diferente pintar en la fachada de este oratorio. No tenemos nada en contra de él, aunque hay que respetar los elementos patrimoniales de las ciudades", concluye Feliu.

Lo mismo opina ARCA y añade que "la expresión artística es y será parte de las ciudades con una cierta vanguardia, pero cuando esta expresión agrede de forma tan clara una maravilla histórica y artística como es el oratorio de Sant Feliu, se convierte en un reflejo de la falta de conocimiento artístico y cultural".

"No es arte"

"Esto no es arte", remarcan, sino que el dibujo es "irrespetuoso, poco creativo y desacertado". Y plantean como alternativa que "hay otros lugares en los que se puede potenciar la creación de nuevos artistas sin tener que dañar la imagen del patrimonio cultural de nuestra ciudad".

Como recuerda la asociación para la protección del patrimonio, durante estos últimos años diversos artistas han dejado su ´marca´ en las paredes de Palma. Por ejemplo, Albert Pinya dibujó marcianos, naves espaciales y aviones estilo naïf en las calles del casco antiguo. Que se sepa, no lo hizo en ningún edificio protegido.