Por el Born antes paseaban personas y ahora transita la información de forma inalámbrica. Pero mientras pasear es conocer la ciudad al día, disfrutar de lo que nos ofrece, conectarse a internet en la calle puede entenderse como una forma de desconectarse del mundo, del mundo más cercano, quiero decir. Consciente de ello, Calvo seduce al electorado más joven utilizando la red, la vía de atención preferente de las nuevas generaciones y la alegría de los enamorados de la tecnología, encantados con la nueva vida que sus aparatos tecnológicos de bolsillo cobran en las zonas wifi, mientras ingieren bayas tibetanas, leen la prensa económica internacional, consultan la previsión del tiempo para el fin de semana en Son Serra de Marina y leen un pasaje del auto del juez Castro en versión iBook, el bestseller de la temporada. El despliegue de zonas wifi está muy bien, pero más lo estaría si todos los trámites municipales se pudieran realizar ya por internet, si la página web municipal fuera una herramienta útil y si la Fundació Pilar i Joan Miró, que pone los nombres de Palma y de Mallorca en el mapa del mundo, tuviera una web en condiciones como el centro de Barcelona y no una página en construcción que da pena verla cada vez que uno busca el nombre del pintor catalán en la web.