Los empresarios del Paseo Marítimo han lanzado un ultimátum. Si el próximo mes de enero no está erradicado el botellón del escaparate principal de Palma, se echarán a la calle.

El presidente de la Asociación de Comerciantes e Industriales del Paseo Marítimo (Acoipam), Manuel Jiménez, se mostraba ayer contundente. "Llevamos 10 años pronunciándonos en contra del botellón con distintos alcaldes (Fageda, Cirer y Calvo) y todavía no hemos encontrado una solución", protestaba el empresario.

No obstante, Jiménez reconocía a DIARIO DE MALLORCA que el acercamiento con Calvo ha sido mucho mayor que con sus antecesores."Hemos mantenido 15 reuniones a distintos niveles. Todavía no hay respuesta. Al cumplirse este plazo, en enero, si no hay cambio, la respuesta será definitiva", recalcó.

El presidente de Acoipam insistió en que la protesta formal comenzará a principios de 2010. "A primeros de año saldremos a la calle. Defenderemos el Paseo Marítimo como una zona de especial e importantísima protección", recalcó.

Los empresarios del Paseo Marítimo han tomado la palabra a la alcaldesa de Palma Aina Calvo. La primera edil del Ayuntamiento palmesano ya anunció el pasado mes de octubre su intención de prohibir el botellón en las zonas declaradas de especial protección. Ahora, los empresarios pugnan porque el Paseo Marítimo sea considerada en una de ellas.

Manuel Jiménez califica sin ambages el botellón del Paseo Marítimo de "gamberrismo consentido". Al mismo tiempo, alza la voz contra lo que viene a entender como una forma de dejación de funciones. "No sólo municipal. También la Autoridad Portuaria es responsable de lo que ocurre aquí cada fin de semana", resaltó.

Los empresarios del Paseo Marítimo también han elaborado sus propias encuestas para tratar de vislumbrar cuál es el sentir ciudadano. De acuerdo con sus estudios, el 60% de los vecinos es partidario de que se quite el botellón del Paseo Marítimo de una vez por todas.

El modelo de Granada

Así, los comerciantes han tomado como ejemplo el modelo seguido en Granada. Dado el ingente número de jóvenes que practican el botellón, el ayuntamiento de Granada agudizó el ingenio y se inventó un botellódromo. Desde Acopaim saben de lo impopular de la medida, sobre todo frente a otros barrios, pero ante todo quieren que se preserve el Paseo Marítimo.

"No es de recibo que los clientes de hoteles de lujo, que han pagado y remedian la crisis, no puedan pasear por el Marítimo", apunta Jiménez. "Tampoco se puede consentir que los pasajeros de los cruceros que llegan por la mañana se encuentren el Marítimo lleno de basura", prosigue.

De la misma opinión es el empresario Jesús Moncada. Vocal de la Asociación de bares musicales del Marítimo y propietario de bares tan emblemáticos como La Bodeguita del Medio o Thalassa, Moncada cree que el problema trasciende lo económico.

"El problema real es la imagen. Es un público que no viene al local. Mi cliente no viene de hacer el botellón y nosotros no podemos competir con un precio de supermercado", explica. "Nosotros tenemos el personal asegurado, estamos al corriente de impuestos y damos un servicio al cliente", indica. Jesús Moncada define el botellón como un movimiento social "dañino y negativo". "Su única finalidad es emborracharse por poco dinero", lo resume.