El ex teniente de alcalde de Urbanismo y coordinador municipal, Javier Rodrigo De Santos, reconoció ayer, a preguntas del fiscal, Juan Carrau, y ante el jurado popular que le juzga por un presunto delito de malversación continuada de caudales públicos, que su adicción a la cocaína le impedía ejercer en condiciones como concejal.

De Santos llegó a afirmar, en contra de lo asegurado reiteradamente por sus anteriores jefes políticos y compañeros, que éstos le "recriminaron en privado" su actitud y "yo les reconocí mi problema, aunque les negué la drogadicción". En concreto, recuerda que comentó con sus colaboradores más directos en el último tramo del pasado mandato que "no dormía, tenía crisis de pánico y que me encontraba muy mal".

El jurado deberá dilucidar si el ex responsable municipal de Urbanismo es culpable de una malversación continuada de caudales públicos por haber gastado, entre 2006 y 2007, 50.804 euros de la tarjeta Visa que poseía como presidente de la Empresa Municipal de Obras y Proyectos Urbanos (EMOP) en clubes de alterne y saunas homosexuales y, en consecuencia, tal como pide el fiscal, debe ser condenado a una pena de cinco años de cárcel e inhabilitación total para cargo público durante nueve años.

Por el contrario, si aceptan los atenuantes de adicción a las drogas, arrepentimiento y reparación del daño, como pide su abogado defensor, José Ignacio Herrero, la pena se rebajaría a 14 meses de cárcel –en este caso no debería entrar en prisión– y otros nueve de suspensión de empleo y cargo público.

El acusado respondió a las preguntas del fiscal intentando convencer a los miembros del jurado de que los gastos efectuados con la tarjeta Visa los realizó o bien por su adicción a las drogas o por motivos de trabajo. Inicialmente negó que tuviera sexo en Casa Alfredo asegurando a preguntas del fiscal que "pagaba por droga", aunque después afirmó que "he pagado los servicios que se prestaban porque la persona con la que estaba me servía droga".

Sin embargo, cuando su abogado le preguntó si en algún momento había negado que hubiera pagado también servicios sexuales respondió con un "no" rotundo, aunque rechazó que sufriera "adicción al sexo". Y añadió: "No necesitaba tener sexo en un local como éste –refiriéndose a Casa Alfredo– pero iba por mi adicción".

En cualquier caso, aseguró: "Nadie puede aguantar doce horas teniendo sexo", lo que demostraría que sus largas estancias en Casa Alfredo se debían a su adicción a la coca. No obstante, indicó que "al principio, la droga te produce necesidades sexuales".

Explicó que nunca pensó comprar la droga en locales distintos a Casa Alfredo –pese a que hay también tiques de otro local de Joan Alcover y de una sauna de Madrid– porque pensaba que "allí tenía privacidad". Agregó: "Para mí era imposible comprar droga en otros sitios por ser un personaje público". Manifestó asimismo que al principio pagaba el gramo de cocaína a 70 euros, "lo que incluía compañía, ya que, de lo contrario, no podía conseguir droga".

Una buena parte del interrogatorio del fiscal se dirigió a desarmar la atenuante de "arrepentimiento" aducida por la defensa, por cuanto si bien es verdad que devolvió los 50.804 euros presuntamente malversados, "nunca se confesó culpable" en palabras de Carrau.

Por contra, De Santos, que eludió en numerosas ocasiones contestar directamente a las preguntas del fiscal, lo que le fue recriminado más de cinco veces por el presidente del tribunal, el magistrado Carlos Izquierdo-Téllez, manifestó que siempre tuvo la voluntad de "ingresar el dinero", aunque añadió que "la propia enfermedad hace que la niegues y que niegues sus efectos".

En otro momento de su declaración, el ex responsable municipal afirmó que su actuación "demuestra que no estaba bien" ya que como concejal de Urbanismo "tenía posibilidades, ilegales todas ellas, de hacerme con más dinero", lo que no hizo. Por el contrario, su actitud ha sido "de arrepentimiento, de devolver el dinero y de ponerme a disposición del fiscal y del juzgado", aseguró.

Reconoció que es adicto a las drogas desde "2001, poco después de dejar el cargo de director insular del Insalud" y que antes de que se destapara el caso "intenté de forma anónima que me atendieran".