La rehabilitación de Can Alomar ha comenzado. Tras décadas de abandono y paulatina degradación, los obreros están desescombrando el emblemático edificio del siglo XIX ubicado en el paseo del Born para albergar allí varias viviendas de categoría con aparcamientos robotizados. En la planta baja y la primera se abrirán diversos locales comerciales.

Las obras de este casal señorial situado entre el Born y la calle Sant?Felio finalizarán en un par de años, aunque "dependerá de cómo se desarrolle la rehabilitación, ya que el edificio se encuentra muy deteriorado", según el consejero delegado del grupo inmobiliario Ibosa, Leopoldo Moreno. Asegura que "se respetarán al máximo los elementos originarios, por lo que no se prevén llevar a cabo grandes modificaciones".

El inmueble cuenta con el nivel de protección B en el catálogo de edificios y elementos de interés histórico, artístico, arquitectónico y paisajístico de Palma, por lo que "debe mantenerse el volumen" y sólo se permite la "elevación de un cuerpo de una planta de características similares a las del cuerpo contiguo", tal como indica la ficha del catálogo.

Así se hará, para mantener la simetría del casal señorial de estilo neogótico, "con reminiscencias renacentistas", construido entre 1870 y 1880. Fue un encargo de Perico Alomar, tras ser derribada Can Sureda y en la época en la que se prolongó el paseo del Born.

Tras más de tres décadas de abandono, durante las cuales se proyectó crear allí un casino y un hotel de lujo, el consejero delegado del grupo de inversión inmobiliaria destaca que "finalmente se hará una rehabilitación que recupere el valor del edificio".

El proyecto de los arquitectos Luis y Jaime García-Ruiz prevé eliminar un cuerpo añadido de la planta baja y sustituir la cubierta "debido a su mal estado", como se lee en la memoria descriptiva del proyecto de ejecución aprobado a finales de 2008. Previamente, la Comisión de Centro Histórico de Cort permitió la modificación de las ventanas de la planta baja por grandes ventanales, pese al voto en contra de la asociación proteccionista Arca, ya que supone cambiar la fachada original, en palabras del vicepresidente, Josep Masot.

Los 3.525 metros cuadrados de superficie construida se dividirán en casi 2.000 metros cuadrados de uso comercial y el resto para pisos de categoría de entre 100 y 200 metros cuadrados, muchos de ellos con terraza particular.

Los locales tendrán acceso por el Born a través de un patio central mientras que los propietarios de las viviendas entrarán por la calle Sant Felio, en la que también estará la puerta del aparcamiento privado "que se propone robotizado", tal como indica la memoria.

"La actual reforma pretende conservar el carácter histórico del inmueble adaptándolo a viviendas de lujo", según el proyecto, y "con todas las comodidades actuales", en palabras del portavoz de Ibosa, que adquirió el edificio hace dos años por 36 millones de euros.