La alcaldesa de Palma, Aina Calvo, descubría ayer la placa de la nueva calle Concòrdia. La ya antigua Teniente Oyaga se convertía así en la primera de las 68 calles con reminiscencias franquistas que durante este año cambiarán de nombre para cumplir con la Ley de la Memoria Histórica. La edil comparaba esta acción con la nueva toponimia, ya que "exalta valores con los que Ciutat se siente identificada" y resume la voluntad de convivencia de esta iniciativa, añadía.

Sin embargo, retirada la cortinilla, no todos los vecinos compartían esta opinión. "Lo han hecho fatal", apuntaba Pablo Solivellas, residente del número 31, quien después de vivir durante 10 años en esta calle esperaba que le hubieran enviado una carta avisando con tiempo. En cambio, Rafael Pérez, vecino del número 34 desde hace 10 años, no compartía este parecer por perder a un ´héroe´ de la Guerra Civil. "Me parece lógico", comentaba. "El nuevo nombre me gusta. No es polémico y es muy fácil de recordar", valoraba.

Por su parte, Felipe Amaya, quien reside en el número 35 desde "toda la vida", sentenciaba: "Los políticos deberían gastar mejor el dinero. Reclamamos desde hace años que nivelen las vías del tren que pasan por mitad de la calle y nos vienen ahora con esto", señalaba ante una situación que impide que puedan atravesar esta vía ni discapacitados, ni personas con movilidad reducida.

"Es una molestia. Cuesta mucho acostumbrarse a estos cambios", comentaba un taxista, residente del número 26 desde hace 25 años. El engorro que supone para el sector del transporte lo ejemplifica recordando que todavía hay gente que le pregunta por las calles Bosque (Camilo José Cela) o Teniente Torres (Bartomeu Rosselló Porcel).

Ajeno a todo el simbolismo, David Álvarez, natural de Argentina que vive desde febrero en el número 18, se acaba de enterar que de repente vive en la calle Concordia cuando ya ha hecho prácticamente todas las gestiones en Italia y su país para conseguir los papeles de residencia. "Será un problema burocrático. Es un inconveniente. Me hubiera gustado enterarme antes", denunciaba. Por suerte, la cartera del barrio que pasaba por ahí le tranquilizaba explicándole que todavía entrega cartas con la dirección Falangista Sastre -actualmente la calle Hirosima perpendicular a esta vía-.

El servicio de Correos avisó ayer mismo a sus trabajadores de este cambio, ni tenían las cartas para ´buzonear´ con el aviso para cambiar los datos. Otro cartero, David Caldés, añadía: "Pasado el tiempo era un nombre más, ahora si la gente no actualiza la dirección será un problema, las cartas pueden acabar por devolverse", manifestaba.

Entre los comerciantes de la vía, Julio Serrano, de la empresa Mecano Elevación, se quejaba del coste económico que supondrá para ellos esta medida: impresión de logos, tarjetas, correos... tienen pegatinas repartidas en cientos de ascensores que ayer acababan de caducar. "Que nos subvencionen ese gasto", reclamaba.