Son más cómodas debido a su amplitud y cer-

canía a las salidas más próximas. Tal vez eso las haga tan tentadoras, casi seductoras, especialmente en días como el de ayer, en el que encontrar una plaza en algunos de los aparcamientos subterráneos de la zona de plaza Mayor era algo casi imposible debido a la locura desatada de las rebajas. Y es que si en la superficie, muchas veces, el respeto por los sitios reservados para discapacitados es un ´viva la Virgen´, en los aparcamientos subterráneos la situación se agrava debido a que la Policía nunca bajará a multar a nadie. Y los sinvergüenzas y pícaros que sólo piensan en sí mismo lo saben.

Su logo de color azul claro, bien visible, no disuade todo lo que debería, aunque la conciencia social no entiende de colores, y muchos no discapacitados dejan sus vehículos en estos estacionamientos por entender que no les va a pasar nada, como ocurre la mayoría de las veces. En la superficie, los vehículos mal estacionados únicamente se retiran en caso de que la persona con movilidad reducida esté esperando para aparcar en el mismo lugar. Si no es así, a veces la Policía (cuya tarea principal no es, precisamente, la de fomentar el respeto a las plazas especiales de aparcamiento) sólo se limita a multar al propietario del coche sin llamar a la grúa. Así que esta situación en los aparcamientos subterráneos sólo puede resumirse en tres palabras: tierra de nadie.

Ayer al mediodía, el coche de la foto superior (parecía nuevecito, además de muy caro, y estaba limpísimo y reluciente, sin mácula; brillaba como un espejo) estuvo aparcado donde no debía durante más de dos horas, en el parking subterráneo de la plaza Mayor. Y decimos ´donde no debía´ porque no tenía ningún permiso visible que le habilitara a ocupar una plaza reservada para discapacitados: ni una calcomanía en alguno de sus cristales, ni ningún carné expuesto sobre el salpicadero.

Juan, uno de los cuidadores del aparcamiento que ayer no daba abasto con el trasiego de vehículos, aseguró a este periódico que la situación se repite con mucha asiduidad, pero que no pueden hacer nada "excepto esperar a que aparezca el dueño y llamarle la atención", según apuntó. También, dijo, "se coge el número de la matrícula para comprobar si es reincidente, en cuyo caso se puede intentar tomar alguna medida disuasoria". Inútil preguntar cuál, porque nunca les pillan: es físicamente imposible ya que sólo hay un cuidador en una planta que alberga más de 300 vehículos. Los sinvergüenzas y los pícaros se las saben todas.

La Policía Local de Palma, dentro de su pro-grama de Educación Vial, participará de las diversas fiestas de verano que las barriadas de Ciutat organicen, con la implantación del Parque Infantil de Tráfico. La actividad consistirá en el montaje de dicho parque, a petición de las asociaciones vecinales, donde los niños de entre 7 y 14 años recorrerán un circuito con karts y bicicletas. El circuito simula calles y plazas donde de manera práctica podrán aplicar las normativas de seguridad vial que los monitores, todos policías locales de Palma, les explicarán antes de iniciar el recorrido.

Las fechas en las que se de-

sarrollará este programa estarán comprendidas entre los meses de julio y septiembre, durante la mañana y la tarde. Debido al éxito que ha tenido en ediciones anteriores (por ejemplo hace dos semanas en el parque Orson Wells, de Son Gotleu) está siendo muy solicitada. Tanto, que Cort se está planteando buscar un emplazamiento fijo para montar este Parque Infantil de Tráfico.

Un misterio insondable de la ORA: ¿Por qué un motorista puede aparcar en zona azul sin pagar el correspondiente tique y no ser multado, situación impensable para el conductor de un coche?

El papel del mobiliario urbano, por lo menos en la teoría, es el de facilitar la vida de la gente en la ciudad. Por eso se le dice mobiliario y no adorno, que es lo que parecen muchas paradas de buses, especialmente las de plaza España, que por su reducido tamaño, en proporción al gran número de usuarios que acogen, ni protegen del sol en verano ni de la lluvia en invierno.