El Ayuntamiento de Palma ha reconocido el despido improcedente del abogado de la empresa municipal EMOP, una de las primeras víctimas que tuvo que abandonar su puesto de trabajo tras estallar el escándalo protagonizado por el ex teniente de alcalde de Urbanismo, Javier Rodrigo de Santos.

El letrado Juan Alemany Garcías fue despedido por "falta de confianza y por haber transgredido la buena fe contractual", según rezaba en la carta que le entregaron al abogado para justificar la decisión. La medida no sólo le afectó a él, sino también a la directora financiera de la empresa municipal, Leonor Alomar y a la ex secretaria personal de Rodrigo de Santos. La que fue gerente del EMOP, Gloria Penalva, fue también destituida del cargo de confianza que ocupaba para el actual Govern en la conselleria de Economía y Hacienda.

Los cuatro empleados fueron las primeras víctimas del escándalo que estalló al descubrirse que Javier Rodrigo de Santos, político conservador que había presidido la empresa municipal, se había gastado más de 50.000 euros en juergas sexuales a cargo de las arcas municipales. El letrado Juan Alemany mantuvo desde el principio que su misión en el EMOP no era la de controlar los gastos que realizaba el presidente con la tarjeta de crédito, sino que su responsabilidad se limitaba a las cuestiones jurídicas que se planteaban en la empresa.

Al no estar conforme con la decisión adoptada por el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Palma, anunció su intención de presentar una demanda.

Ayer se celebró en el Tamib el acto previo de conciliación en el que asistió, por una parte, Juan Alemany y su representante legal, y por otra la actual gerente del EMOP, Cristina Díaz, y un abogado del Ayuntamiento.

Ambas partes alcanzaron un acuerdo, que evitará la presentación de la demanda. En el acuerdo Cort reconoce que el despido del ex abogado de la empresa fue improcedente, y no respondía a un trasgresión de la buena contractual, como se había justificado en la carta de despido. Cort, por tanto, tendrá que indemnizar al abogado. Los otros tres despedidos firmaron el finiquito y no se plantearon recurrir el despido.