La falta de un papel, de un contrato escrito, no hace más que complicar la investigación judicial de este caso, ya de por sí digno de un culebrón. Hoy día, y más en el urbanismo de Palma, resulta difícil de creer que una obra de tanto coste y englobada en uno de los proyectos estrella del anterior equipo de gobierno se solventara con un contrato verbal, de esos que se estilaban antes.