Nos hemos deleitado con el escaparate en el que una muñeca interpretaba el canto de la Sibil·la en la Catedral la víspera de Navidad, el de una familia de juguete en la tradicional cena de Nochebuena, el de la Mariquita Pérez haciendo sobrassada en una casa de campo junto a la chimenea tras las típicas matances de finales de año o el escaparate en el que aparece, a tamaño liliputiense, la emblemática juguetería de Palma La Industrial, con su mostrador y sus clientas, representadas -cómo no- por la Mariquita Pérez.

Tras el cristal de la tienda de juguetes verdadera, no la de miniatura, cada año por estas fechas hay una grata sorpresa. Nunca sabemos qué preparará la familia Aguiló para dejarnos una sonrisa frente a la esquina más deseada de la ciudad por los niños, la situada en el Pas d´en Quint. La Industrial nos ha traído esta Navidad una de indios y vaqueros, no una película, sino otro de sus preciosos escaparates que han realizado con algunos de los muñecos que venden en el interior.

El espíritu de diversión debe de ser contagioso en esta juguetería. Su dueño, Pau Aguiló, siempre se ha definido como "un poco niño" y su hija Neus parece que le sigue. Continuamente están ingeniando nuevos escenarios decorativos para alegrar su tienda y para diferenciarse de los demás escaparates navideños de Palma. Desde 1929 venden juguetes tradicionales. Los clientes no encontrarán allí la Play Station, pero sí una atmósfera de otra época que se está perdiendo a pasos agigantados.

Esa misma atmósfera de antaño también se encuentra en la confitería Frasquet, en la cercana calle Orfila. Jordi Casasayas empieza a tener llena la agenda de pedidos navideños, tanto de sus productos estrella, los bombones y turrones artesanales, como de cestas variadas para regalar. Espera que este año no le ocurra la anécdota en la que un cliente le llamó por teléfono y le dijo: "Hola Jordi, prepárame lo mismo que la Navidad pasada", y le colgó, sin él saber ni quién era ni qué quería comprar. "¿Has visto qué confianza?", bromea.

"Muchos clientes también me preguntan qué se llevaron el año anterior, por lo que me lo apunto todo en la agenda", explica el propietario de este histórico negocio. La actual época del año es la de más trabajo. Puede tener un solo encargo de "hasta 200 regalos", sobre todo de cestas y cerámicas con dulces. También hay quienes compran cuatro detalles para el médico, el abogado y algún que otro compromiso. Y la tienda les ofrece la posibilidad de llevarlos en persona a los respectivos destinatarios.

Anys i panys es un conocido comercio de Inca dedicado al mobiliario y los artículos de decoración. Ahora han decidido dar el salto a Ciutat -están en la plaza Chopin- y qué mejor momento que estas fechas de consumismo navideño para ofrecer regalos

para el hogar. Además, hasta finales de mes invitarán a todos los clientes a un café y una palmera de chocolate. Una buena manera de promocionarse.