El firme de algunas de las principales vías comerciales de la ciudad comenzará a presentar otro aspecto en los próximos días. Cort ha declarado la guerra a los chicles, esos molestos y antiestéticos pegotes característicos del suelo palmesano que afean las calles más emblemáticas del Centro. Para ello, la empresa municipal Emaya ha adquirido una máquina especial que expulsa agua a vapor a 200 grados centígrados, que comenzó a funcionar ayer en la plaza Alexandre Jaume y la calle Sindicat.

Los comerciantes y los vecinos pudieron comprobar ayer por primera vez el funcionamiento del aparato, que no obstante ya había sido presentado en sociedad el pasado martes 29 de mayo. Una inoportuna avería postergó la puesta en marcha de la máquina ´quitachicles´, que disuelve las gomas de mascar y absorbe los restos que puedan quedar sin utilizar ningún componente químico.

Tal y como explicó el director de Medio Ambiente de Emaya, Francesc Montalvà, la limpieza a presión se aplicará en otras concurridas vías comerciales como Oms, Jaume II o la plaza de Santa Eulàlia y "lo más probable" es que se extienda a otras calles de la ciudad, en función de los resultados de la prueba piloto iniciada ayer. Por el momento, los operarios tienen previsto acometer la limpieza de la calle Sindicat en los próximos cuatro días. La nueva máquina evitará el efecto estético de estas manchas negras, que suelen permanecer unos cinco años en el pavimento. Según Emaya, los chicles están compuestos por una mezcla de gomas de resinas naturales que se endurecen en el suelo hasta crear una capa muy difícil de retirar.

Esta vez Cort se ha acordado de los comerciantes del casco antiguo, aunque no debería descuidar a los de otras zonas como el Passeig Marítim, donde están cansados de no recibir respuestas a sus demandas. Uno de los principales quebraderos de cabeza para los negocios ubicados entre el Capuccino y el Auditorium es que en todo este tramo, de casi un kilómetro de longitud, no tienen ni un solo paso de cebra que permita a sus clientes atravesar la calzada sin que peligre su integridad física, lo que ha producido más de un atropello. "La gente va por el lado del mar, ve las tiendas y quiere atravesar porque lo ven atractivo, pero no tienen cómo", explica una comerciante. Entre los establecimientos de este tramo también hay quejas porque Cort ha retirado varias palmeras sin tapar los hoyos, lo que puede provocar caídas.

Tras la fiebre de las elecciones las cosas vuelven a su sitio. Y si no, que se lo pregunten a los vecinos del solar donde está previsto construir las pistas deportivas de Santa Catalina-Son Armadans, junto al Mallorca Tennis Club. Los residentes de esta zona han visto cómo Cort se apresuró a autorizar las obras, que ejecuta la empresa Comasa, para su inicio antes de las elecciones, aunque desde entonces los trabajos están paralizados y sólo se ven una vallas naranjas. A la falta de información se une el enfado por la acumulación de polvo en sus balcones cuando sopla el viento.