Hace más de un año, en concreto en noviembre de 2006, doce viviendas situadas en los números 15 y 17 tuvieron que ser desalojadas por peligro de derrumbe, ya que la estructura de los inmuebles habían resultado dañadas tras la rotura de una tubería de Emaya. Los afectados se realojaron en casas de familiares y amigos y en otros casos con la ayuda de Cort. Después de pasado este tiempo hace dos semanas empezaron las obras de cimentación de la estructura en el número 15.

Los cuatro propietarios de este inmueble han tenido que asumir el coste de la reforma, que asciende a 240.000 euros, sin recibir ninguna ayuda de Cort. Uno de estos propietarios y portavoz de los afectados por este siniestro, Miquel Torres, explica que han tenido que solicitar un préstamo y si el consistorio no les ofrece un apoyo económico pararán los trabajos hasta poder obtener nuevos créditos.

La empresa Grupo Barraca, que incluye a Pozos Mallorca y Perforaciones Príncipe, es la encargada de la reparación de las grietas, el pilotaje y el refuerzo estructural. Las fincas afectadas están compuestas de planta baja, dos pisos y seis viviendas cada una. En la 15 han tirado la planta baja para que puedan entrar las máquinas. En la número 17 no se ha iniciado el refuerzo porque todavía hay que identificar al propietario. En la número 19 desalojaron a cinco familias, pero todavía queda viviendo una en una finca llena de grietas y con peligro de que quede dañada la estructura.

Miquel Torres afirma que la calle Antoni Pons es un peligro en general porque han aparecido huecos en la calzada. La entrada a esta vía quedó cortada por Sargento Moragues Vidal desde la misma semana del siniestro. Desde el Grupo Barraca se señala que están en trámites para realizar también el refuerzo del número 19, pero de momento sólo se centrarán en el 15. Resulta curioso que mientras por un lado se intenta evitar la caída de inmuebles en otro solar de esta calle se anuncian aparcamientos en venta y la construcción de una nueva promoción de pisos.

El nuevo parque de General Riera se inauguró el pasado mes de febrero sobre un aparcamiento subterráneo municipal de 200 plazas perteneciente a la Sociedad Municipal de Aparcamientos (SMAP). Ya tiene desperfectos en el pavimento. Ayer por la mañana cambiaban las baldosas en la parte cercana a los juegos infantiles de este espacio público, que tiene una extensión de más de 2.500 metros cuadrados. No se trataba de unas pocas piezas sino de toda la parte que rodea al conjunto infantil. Cerca de allí, en la calle Lluís Vives, todavía vive una familia que se quedó sin casa a mediados del mes de mayo y tuvo que recurrir a fijar su residencia en la calzada con sus pocos enseres.

La concejalía de Servicios Sociales del ayuntamiento de Palma está negociando desde entonces para conseguir que vayan a un albergue de modo provisional hasta encontrar una solución definitiva. Ayer por la mañana un policía local se acercó al lugar para inspeccionar la zona. Un colchón sirve de morada a esta familia y un perro como medida de seguridad.