Sa Gerreria es un barrio en transformación. Estamos a la espera de conocer en breve el resultado de la drástica transformación a que somete su entramado de calles, que hunde sus raíces en la Madina Mayurqa musulmana.

En la edad media fue un barrio eminentemente comercial. Algunos nombres de calles que persisten o han persistido hasta hace poco tiempo son reflejo de esta actividad: Pes de sa Palla, Pes des Carbó, Pes de sa Farina, Pes des Formatge, Quartera, Ferreria... El entramado urbano que encierran las calles Sindicat, Ferreria y Socors enlazaba con la Porta de Sant Antoni, donde, a su vez, confluían los caminos que conducen a Inca y Manacor. No es extraño que la actividad comercial, incluido un mercado, se concentrara en la zona.

Con el siglo XX llegó la degradación y conversión en barrio chino. El derribo de las murallas varió los ejes comerciales y desplazó numerosas actividades comerciales e industriales al Ensanche. La reforma de la calle Velázquez trasladó el comercio carnal, que desde la conquista de Jaume I se ejercía en las inmediaciones del convento de los Capuchinos, hacia sa Gerreria. El abandono y los vecinos indeseables convirtieron el barrio en poco recomendable

Los planes de rehabilitación llegaron con la democracia. Curioso resulta el promovido en 1989 por Ramón Aguiló, que pretendía derribar un mínimo de 55 fincas y construir la sede de Correos, los nuevos juzgados y tres museos: uno dedicado a Miró, otro al Mediterráneo y un tercero a la prostitución. Este eje cultural debía convertirse en una "nueva atracción para el turismo internacional".

El inmenso error no se consumó y una década después se aprobó, junto con otras medidas, un plan de derribo y nueva construcción de viviendas en el llamado polígono 2B, el que ocupaba el barrio chino, más respetuoso con la trama urbana medieval, aunque alejado de las propuestas de restauración de los inmuebles existentes que proponían los más puristas.

Las obras de reforma, a cargo de Llabrés Feliu y Gerencia Inmobiliaria Balear, están muy avanzadas y pronto tendremos respuesta a preguntas como: ¿tendrá alma? ¿tendrá vida? ¿actuará como catalizador para que se recupere el resto del barrio?