En nuestras ciudades existe una categoría especial, que se ha denominado tradicionalmente "carrer que no passa". Son callejones ciegos, lo que también se conoce como "impasses" o "cul de sac". Fragmentos de calles que no conducen a ningún lado.

Palma es rica en estos rincones, algunos de ellos tienen mucho carácter porque recuerda el urbanismo musulmán, los recovecos algo orgánicos de la trama urbana. Pero el caso del que tratamos hoy resulta especialmente trágico. Porque se trata de uno de esos "carrers que no passen" cegado por ambos lados. Donde ni se entra ni se sale. No se pasa de un lugar ni de otro.

Este callejón iba a dar al Carrer Seminari. Pero desde hace un tiempo está cerrado por una pared con puerta metálica. Apenas se puede distinguir la placa con el nombre de la calle desde afuera. Recomiendo a todos los paseantes que se detengan un momento. Que atisben por lo alto de la tapia, que miren las viejas viviendas que lo rodean. Es una bella estampa de la Palma antigua, es una visión clara de la degradación y el abandono en que pueden caer algunas partes de nuestra ciudad.

Lo curioso de este callejón es el nombre, que ya aparece en la rotulación del siglo XVIII. Probablemente no haga referencia a un dragón mitológico en femenino, que sería lo más sugerente desde el punto de vista rondallístico. Lo más razonable es pensar que corresponde a la mujer de algún dragón, nombre que recibieron los soldados de regimientos especiales, capaces de combatir a pie o a caballo. En Mallorca, históricamente hubo acuartelamientos de dragones, sobre todo durante los siglos XVIII y XIX.

Es curiosa la tendencia popular consistente en feminizar el nombre de algunas referencias. Por ejemplo, el Drac de na Coca viene del caballero Coch. De manera que la Dragona probablemente no lo era tal, sino la mujer del militar.

Un nombre tan sugerente, un lugar tan recóndito, una estampa tan pintoresca.

Qué pena que una fea pared limite el acceso a este rincón de Palma.