La cabalgata de la Beata batió ayer todos los récords de asistencia y congregó a unas 8.000 personas, según fuentes de la Policía Local, procedentes de diversas localidades de Mallorca, en un acto que sirvió para conmemorar la beatificación de Santa Catalina Tomás, en 1792. El evento, que coincide en esta edición con el 75 aniversario de su canonización, tuvo en el restaurado carro triunfal de la Beata el principal aliciente y el centro de muchas miradas.

La procesión repitió el itinerario de 2004, cuando se optó por invertir el que se realizaba hasta entonces para facilitar una mayor afluencia de gente a esta celebración. Así, se repitió el éxito de asitencia del año pasado, con un recorrido que sólo cambió en el final ya que, en lugar de concluir en la Misericordia lo hizo en el convento de Santa Maria Magdalena.

El evento llenó de colorido y de tradición las calles del centro de Palma. A lo largo de vías como el paseo Mallorca, la calle Jaime III, Unión y la Rambla desfilaba toda una multitud de agrupaciones musicales folklóricas, dimonis, xeremiers, ángeles y toda una multitud de carrozas, muchas de ellas transportando niños y mujeres vestidos de payeses. Procedían de lugares tan diversos de la isla como el barrio de Ses Veles, en Palma, Valldemossa o Moscari, reforzaban el caracter mallorquín de la procesión. Alguna recreaban escenas de la vida de la payesía en la isla y otras acogían el lanzamiento masivo de caramelos.

El centro de todas las miradas fue el carro triunfal, encabezado este año por la Beateta Paloma Aldeguer. Esta antigua carroza militar exhibió todo su esplendor gracias a la restauración acometida en sus molduras y capas de pintura, que ha permitido devolverla a su estado original.

Junto a un carro con 22 niños y 103 kilogramos de caramelos, se encuentra Paloma González, madre de la Beateta y, seguramente, una de las personas más felices de la jornada. "Estoy emocionada, está con sus dos hermanas y detrás lleva dos carros con amigos del colegio", explica. Su sonrisa se debe también a la venevolencia del tiempo: "Estaba preocupada porque iba a llover, pero ahora estoy encantada".

Asistencia de fieles y curiosos

La amenaza de lluvia no impidió la asistencia de fieles y curiosos en esta festividad. Rosa Planes confiesa que no sabe cómo va el itinerario, pero se ha acercado a ver a su hija, que está en una carroza. Xisca Vidal asegura que acude cada año porque es una fiesta "muy animada" y a la que "viene mucha gente". Además, cree que el principal aliciente del evento es que es "muy mallorquín". "Nunca la había visto", admite en cambio Maria Barceló quien se ha acercado con curiosidad a Jaime III para ver de qué se trataba. Unos metros más abajo, en esta misma vía, Miquel Font subraya que es la segunda vez que asiste y espera con paciencia el paso de sus dos hijos, disfrazados de ángel y de dimoni.

La cabalgata congregó también a un nutrido número de turistas, deseosos de impregnarse de folklore isleño. En los balcones, numerosos vecinos se asomaron con una vista inmejorable para presenciar de primera pano uno de los eventos tradicionales más destacados del año.

Una de las novedades de este año es el traslado de la tribuna de autoridades del Teatro Principal, actualmente en obras, a la plaza Weyler, donde los cuatro gegants de Mallorca observaban con atención la escena. En el palco, asistentes mediáticos como la presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antonia Munar, la consellera insular de Cultura, Dolça Mulet, el responsable de Economía del Govern, Lluís Ramis de Ayreflor o la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer.

La música anima la fiesta

La gente congregada en las céntricas calles palmesanas pudo disfrutar de un amplio abanico de agrupaciones musicales que amenizaron la procesión. Destacaron los xeremiers, divididos en sus respectivos grupos y vestidos con diferentes atuendos, que recordaban en ocasiones a épocas diversas de la historia de la isla. En cada tramo, un baile y una música diferente, pero todas unidas por un nexo común; Mallorca. El ball de bot y las jotas son los que más aplausos arrancaron, con contundentes movimientos finales que eran esperados para rendir homenaje a las danzantes.