En nuestro devenir diario por la calle topamos con numerosos elementos que nos pueden resultar molestos, como escalones, baldosas levantadas o agujeros, que simplemente restarán como anécdotas tras haber interferido brevemente en nuestro camino. Pero estos "accidentes urbanos" pueden convertirse en un verdadero quebradero de cabeza para los cerca de 800 invidentes que residen en Palma, según datos de la ONCE. DIARIO de MALLORCA ha acompañado a Moisés Córdoba, vendedor de cupones y afiliado a esta entidad, durante un tramo de su periplo habitual por la ciudad para comprobar cuáles son los principales problemas de accesibilidad.

Moisés vive en Son Roca, lo que no le supone un inconveniente para ir al centro de la ciudad andando y volver por el mismo camino varias veces a la semana. Explica que uno de los obstáculos más habituales con los que se encuentra son los ciclomotores aparcados junto a las paredes y que dejan el espacio justo para deslizar el bastón, lo que aumenta el riesgo de topar. "La gente debería concienciarse más con el tema de las motos", sostiene. Éste no es el único inconveniente, ya que hay elementos como bancos, cabinas telefónicas o marquesinas de paradas de autobús cuya base no está pensada para quien depende del contacto, por los espacios que dejan a ras de suelo. A nuestro paso por la plaza de España constatamos la presencia de estas deficiencias y otras como papeleras cuyo sustento es demasiado estrecho, así como la presencia de agujeros, fisuras e incómodos escalones cuya peligrosidad se multiplica para los ciegos. "Hay lugares que más que una calle parecen la jungla", sentencia. Cree que, pese a las mejoras en numerosas vías, todavía se obvian aquellos puntos molestos: "En Palma hay muchas calles que se han reformado, pero aún permanece la misma estructura de postes".

No sólo son las estructuras que sustentan paneles. Moisés cuenta que una de las cosas que más le molestan son la farolas que sobresalen unos centímetros de un escalón elevado en la acera.

La importancia del "sobreborde"

Precisamente este escalón, conocido como "sobreborde", es uno de los elementos que, si se diseña correctamente, puede facilitar mucho el tránsito. Con este sistema se pueden diseñar superficies a diferentes niveles que agrupen mobiliario diverso, como cabinas, plantas o farolas. Moisés opina que este modelo, que se aplica en zonas como la calle de Manacor, debería extenderse a un buen número de vías de Palma, ya que facilita a los invidentes la identificación de los obstáculos y de los servicios.

Sin embargo, la desidia de los transeúntes puede convertirse en el principal escollo.:"La gente pasa de ti, y a veces se ríen si te golpeas. Te hace sentir mal que no te tengan en cuenta". Moisés es una persona dinámica, ha estudiado en Barcelona y actualmente pertenece al grupo de teatro que la ONCE tiene en Palma. Ha aprendido a "espabilar" solo y por ello sabe que no siempre contará con la ayuda de los ciudadanos. Afirma que en su experiencia en la Ciudad Condal, gracias a la cual ha aprendido a valerse por sí mismo, ha constatado que los palmesanos no ofrecen la misma ayuda que los barceloneses.

Sistemas de información oral

Pero entre tanto obstáculo, también existen sistemas que favorecen la movilidad de los invidentes. Moisés destaca las ventajas del Sistema Información Oral (SIO), implantado en paradas de autobuses municipales que disponen de rótulos electrónicos y que anuncia la llegada de vehículos de diferentes líneas. Los invidentes disponen también de 120 intersecciones con semáforos sonoros. A ambos servicios se puede acceder fácilmente gracias a la utilización de un mando a distancia.

La implantación del SIO en los autobuses no es baladí, sobre todo en el caso de los invidentes, que tienen en estos vehículos su principal medio de transporte. Moisés utiliza varias líneas para moverse por Palma, como por ejemplo la 8. Cree que ésta es una de las mejores que hay, pero no duda en afirmar que algunas deberían incorporar más sistemas de información.

El delegado territorial de la ONCE en Balears, Joan Vanrell, resalta que "se ha avanzado mucho en accesibilidad" en los últimos años, sobre todo a raíz de la implantación del sistema SIO, que ha convertido a Palma en una ciudad "pionera" en la atención a los invidentes. Uno de los últimos avances que podrían repercutir en mayor medida a favorecer la movilidad de este colectivo son los teléfonos móviles que funcionan por sistema GPS. Con ellos, los usuarios pueden recibir información sobre su ubicación en la ciudad y sobre la dirección en que se encuentran los lugares de interés. La ONCE se encarga de comercializar estos aparatos en una de sus tiendas y no descarta incrementar el número de unidades a la venta.

Vanrell cree que se ha conseguido mejoras en el aspecto urbanístico. En este sentido, aplaude las actuaciones comprendidas en el Pla Mirall, ya que "han contribuido mucho a mejorar la accesibilidad".

No obstante, considera que "hay mucho por hacer", por lo que es necesario promover la investigación y la colaboración con las administraciones para mejorar las condiciones de los invidentes. Pese a los logros en diferentes ámbitos, una moto mal aparcada, un coche sobre un paso de cebra o un simple escalón pueden ser un inconveniente para un minusválido, pero también para cualquier ciudadano porque "la accesibilidad afecta a todos".

Conversaciones con Cort

De momento, la ONCE mantiene conversaciones con el ayuntamiento de Palma para conseguir la instalación de papeleras junto a los vidrios de las paradas con marquesinas, para que los invidentes puedan identificar la presencia de un objeto sólido y reducir con ello las posibilidades de impactar contra la estructura.