Por el momento, y a pesar de los desdoblamientos, la carretera de Palma a Manacor sigue iniciándose entre las avenidas Gabriel Alomar i Villalonga y Alexandre Rosselló, carretera que discurre por la calle de Manacor hasta la rotonda situada sobre la vía de cintura. Ésta que hasta hace unos años mantenía el toponímico de Héroes de Manacor, en referencia a la defensa nacionalista que frustró la ocupación de las fuerzas republicanas que habían desembarcado en Portocristo a inicios de la guerra civil.

Cuando llega el otoño a la ciudad muchos vecinos de la calle Manacor se desesperan por la presencia de cientos de estorninos que con sus trinos no les dejan tranquilos, a la vez que lanzan excrementos sobre los vehículos aparcados en ambas aceras.

Una de las zonas más características de la calle de Manacor es la que discurre entre Manuel Azaña y la rotonda de la carretera a Manacor. En ese tramo, especialmente en la acera derecha, en dirección hacia la vía de cintura, muchas de sus casas bajas desaparecieron. Actualmente, sobre sus solares se alzan bloques de pisos de hasta once alturas. En esa zona, como recuerdan varios vecinos veteranos de esta vía, se encontraba la sala de fiestas Rosales, que desde hace unos cuantos lustros se convirtió en bingo. Fue un lugar muy concurrido, ya que tenía salón de baile con orquesta.

Antonio Bonet debe ser uno de los vecinos más antiguos de esta parte de la calle Manacor, ya que desde pequeño la frecuento, pues en ella tenía una casa de planta baja su abuela, que luego se vendió para alzar un bloque de viviendas, en donde él habita desde hace años. Recuerda los tiempos en que la calle era más estrecha, tenía muchos campos cercanos y por ella pasaba el tranvía. Tenía su inicio en la Porta de Sant Antoni y llegaba hasta el último tramo de la calle, conocida como Can Blau. En las cercanías había una fábrica de calzado, ya desaparecida, como unos almacenes en los que se trataba la almendra recién recogida, propiedad de una familia llamada ´los Tanos´. También tenían campos de hortalizas en la zona.

La carretera de Manacor, en su discurrir por la barriada de La Soledat se encontraba salpicada de casas bajas con corral, como recuerdan varias vecinas de edad. Otros residentes echan de menos aquellos tiempos en que no había tanto tráfico por esta calle. Desde que se abrió la vía de cintura, la calle de Manacor soporta un gran tráfico, pues parte de él procede de esa autovía o se dirige a ella.

Los vecinos más modernos de esta parte de la calle de Manacor no recuerdan de que había un campo de fútbol, aunque desapareció hace bastante tiempo.

El ambiente de pueblo que existía hace medio siglo en esta vía, según comenta una vecina ya jubilada, desapareció con la construcción masiva de edificios de viviendas. Eran tiempos en que casi todo el mundo se conocía, dominando la tranquilidad debido a que la carretera a Manacor tenía poco tráfico. Lo que se mantiene es el Hostal Capri.

Fiestas vecinales, jugar al fútbol en campos cercanos y sentarse de tertulia para tomar el fresco quedan en el recuerdo.