Cuentan los vecinos que la música sonará durante cinco minutos cada veinte ídem. No querían taza y les han dado taza y media. Resulta que han instalado altavoces en la plaza de sa Llotja y el presunto demandante de la autorización es el Govern. Debido a los continuos ruidos que durante años han padecido los residentes a causa de los pubs, el bello (aunque degradado) barrio fue declarado Zona Acústicamente Contaminada (ZAC). Ahora continúa protegido con otra normativa, aunque, según los vecinos, eso es algo que desconoce la institución más importante del archipiélago. O al menos eso parece, porque la asociación vecinal afirma que se saltan la ordenanza municipal que prohíbe la instalación de altavoces en la vía pública, una reivindicación que venía de los hoteleros de la Playa de Palma, ya que esa zona también tiene problemas de ruidos.

Han escrito a Jaume Matas, no sólo como presidente del Govern sino también como habitual de sa Llotja en horario laboral -allí se encuentra el Consolat de la Mar-, para decirle que el monumento gótico obra de Guillem Sagrera no es la fuente de Montjuïc y no necesita juegos de luz y sonido para entretener a los turistas y molestar, de nuevo, a los vecinos, hartos de no poder estar en casa con las ventanas abiertas.

No es éste el único caso objeto de critica, tal como explica la asociación de vecinos del Puig de Sant Pere -barrio en el que está sa Llotja-. La vocal de Medio Ambiente, Feli Marcos, pone como ejemplo el extractor de humos de un restaurante que aparece en la segunda fotografía y que copa la fachada de todo un edificio. Hay más. En la calle del Mar hay otros tantos, sin contar la cantidad de restaurantes que tienen la cocina en un local diferente, como ya denunciaron recientemente.

A los 135 locales existentes hay que sumar el Open Café, un nuevo bar que hace esquina con el Passeig Sagrera y Antoni Maura, y que va a tener problemas con la comunidad de propietarios del edificio que ocupa. Los residentes de este inmueble han puesto en manos de los abogados la apertura del local, debido a que creen que incumple la normativa.

Un último apunte del barrio, esta vez positivo: las obras de mejora del local de la asociación de vecinos del Puig avanzan a buen ritmo. Después de más de dos años cerrado, parece que tras el verano estarán terminadas. Mientras tanto, la entidad vecinal ha vivido de prestado para poder hacer sus reuniones y talleres.

Como algunas señales de tráfico son poco visibles, el consistorio las está cambiando de sitio. Estos días los operarios realizaban esta tarea en varias calles transversales a Aragó, como por ejemplo Uetam, donde el disco de prohibido ha avanzado unos metros para que no se cuele ningún conductor despistado.

También hay cambios, aunque temporales, en la parada de la EMT de la calle Sindicat. Se ha trasladado a la plaza Porta de Sant Antoni, por lo que las líneas 4, 8, 11, 14 y 31 se ven afectadas. Las obras de ampliación de una de las aceras finalizarán en julio, como indica un panel informativo a pie de calle en el que piden disculpas.

Aunque parece mentira, algunas calles de la ciudad donde la falta de parking estaba a la orden del día se encuentran ahora semivacías. No es por la disuasora ORA, sino porque eran lugares en los que los colegios marcaban el pulso cotidiano y, como es lógico, el fin de las clases deja el ejetreo de estos barrios al ralentí. Los residentes de Son Rapinya están encantados con la calma veraniega.

En la zona de Blanquerna casi no pueden dormir. Sobre las cuarto de la madrugada los camiones de la basura causan tal estruendo que despiertan a un oso hibernando.