"¿Os imagináis una escena en la que pase por aquí mismo, por el camí de Passatemps, la galera del Cardenal Despuig con diez carros tras él?" Más de medio centenar de personas, sobre todo vecinos de Son Sardina, estaba ayer a mediodía de pie junto al que fue el antiguo camino que conducía a Raixa. Escuchaban las explicaciones del historiador Gaspar Valero y se sorprendían de que el estrecho vial que cada día utilizan para ir y volver de sus casas enlazase antiguamente "con toda la red viaria que conducía al norte de la isla", en palabras del experto.

Allí estaban ellos, pensando en más escenas planteadas por Valero: "¿y os imagináis a la Beateta también por aquí?" Esto no lo tenía confirmado, pero sí la ruta que siguió el Conde de Montenegro. El itinerario guiado de ayer recorrió todo el pueblo de Son Sardina -"no es un barrio, sino un pueblo, porque tiene personalidad propia para dar y repartir", argumentó el guía-. Era la primera "excursión" organizada por el Ayuntamiento a través del programa Palma fora porta para conocer el patrimonio histórico, cultural y rural de los doce lugares escogidos fuera de las murallas.

La convocatoria tuvo un gran éxito y los asistentes aprendieron que la verdadera Historia es la de los "más de 30 molinos de agua que servían para hacer la harina del pan" y las acequias donde incluso el historiador iba a merendar cuando era niño. "Eso es la Historia, y no la de Jaume I", como sentenció Gaspar Valero. Sin embargo, también relató cómo nació Son Sardina y hasta les mostró una fotocopia de un listado original con los nombres de los primeros vecinos de este pueblo agrícola.

La primera parada del recorrido fue la iglesia, impulsada por monseñor Mairata, construida entre 1926 y 1929, y de estilo neoclásico. Lo más sorprendente es su campanario, que data de 1811, ya que anteriormente había otro templo. Su curiosidad se debe a que es igual que el de la cartuja de Valldemossa y, "como allí estaba inacabado, aquí también lo dejaron inacabado", tal como destacó mientras muchos de los sardiners se percataban por primera de ello después de haber vivido en el pueblo toda la vida.

Lo que más gustó a los niños fue la visita a las cases velles, propiedad de la familia Togores Canals. Los más pequeños se divertían mirando las gallinas del huerto mientras los demás se enteraban de que hay una "dama misteriosa de Son Sardina" en la casa y de que gracias a esta familia se pudo construir la actual iglesia, ya que cedieron parte de sus terrenos y ahora conviven pared con pared.

Al mismo tiempo en otro lugar -Son Malferit-, unos 20 niños aprendían otras cosas. Tenían que hacer figuras geométricas con gominolas; cuadrar círculos, triángulos y rectángulos para que no coincidieran en la misma línea y más actividades relacionadas con las matemáticas, ayudados por sus familias. Tanto este encuentro como el de Son Sardina fueron organizados por la concejalía de Educación, Igualdad y Derechos Cívicos del ayuntamiento de Palma.