Maruka, un oasis gastronómico

José María López

Palma es una ciudad con cientos y miles de restaurantes. Los hay de todos los colores y de todas las nacionalidades, pero para mi desgracia, me bastan los dedos de una mano para señalar donde he comido bien-bien, en los últimos treinta años. Y cuando digo comer bien, me refiero a como se come en muchas ciudades españolas: Madrid, Barcelona, San Sebastián, Bilbao, Segovia, Santiago... Intentado encontrarle una explicación razonable, pienso que tal vez el hecho de ser una ciudad muy enfocada al turismo haya influido en que los restauradores se hayan relajado, vayan a lo práctico y no se esmeren demasiado en cuidar y elaborar el producto local o nacional, basándose en el diabólico axioma de que «los extranjeros no tienen demasiado paladar...»

Por eso, cuando encuentras un restaurante donde te ofrecen una comida identificativa de calidad y que perdura a lo largo de los años, es de justicia alabarlo y hacer una reseña de él, aunque no lo necesite, pues el boca a boca ha sido su única y mejor propaganda para estar siempre abarrotado.

El Maruka lleva dos largas décadas siendo un oasis gastronómico donde su dueño y cocinero, Alberto, ofrece una comida identificativa, sencilla, de calidad, bien elaborada y a unos precios razonables. Ojalá pueda seguir manteniendo esa línea durante muchos años.

Gracias, Alberto, por hacernos felices cada vez que te visitamos.