Del partido en Melbourne, final grande entre Rafa Nadal y Medeyev, todo está visto, escrito, opinado, leído. El detalle de pedir una silla vacía, claro, para descansar algo después de cinco horas y algo más durante el partido casi «extraterrestre», fue sencillez, detalle de humildad y cansancio, gran señorío que merece el detalle, por mi parte, de mencionarlo aquí.

Silla para la historia que hace grande un sencillo invento con cuatro patas, respaldo y asiento para descansar. El mueble salvador, grande, de oro, difícil de alcanzar, inaccesible a la mayoría, debe llegar hasta Manacor como símbolo del poderío que necesita descanso.