Diario de Mallorca

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Don de lenguas

Catalina Namndgard Bosch. Palma.

Siento mucho como mallorquina que aún tengamos que estar discrepando en temas de lengua, con esto me voy a referir a la situación que vivió hace unos días atrás una doctora, que por no poder atender a una paciente que se empeñaba hablar solo en mallorquín y esta doctora se dirigió en español para hacer mejor su trabajo y que por ello tenga que recibir una amonestación, además de entrar en terreno político. ¿Es que no tienen otros problemas que resolver, que no sea la lengua mallorquina?. Además esta señora debe saber que aquí hablamos 2 idiomas y que podemos comunicarnos con cualquiera de los dos, me parece de una cierta prepotencia de parte de esta paciente, ya que ella era la que necesitaba de los servicios de esta doctora, por lo que tendría que haber actuado con más humildad, además si era tan mayor, la acompañaba su hijo que podría haber ayudado a manejar mejor la situación.

Esta doctora, como todos los que trabajan en Sanidad se han dejado la piel detrás de los enfermos del covid y de muchas personas que cada día están enfermando. Deberíamos estar agradecidos de los médicos y enfermeras que nos ayudan, yo he estado hospitalizada y me han atendido doctores y enfermeras de España y de diferentes partes del mundo, yo voy a un hospital para que me curen y no me importa quien lo haga.

¿Habéis pensado lo que pasaría en Sanidad si todo el personal se fuera de Mallorca? Y que no tengamos médicos ni enfermeras suficientes. Yo no quiero que se vayan, yo y mucha gente mallorquina estoy segura que pensara como yo.

Nunca he podido comprender el problema de las lenguas. Muchos mallorquines se encierran con solo hablar el mallorquín, con las oportunidades que hay hoy en día, si fuera mas joven y no tuviera 90 años, me dedicaría a viajar, a conocer nuevos países, nuevas costumbres y lenguas.

Con solo el mallorquín no iréis muy lejos, con el castellano me di cuenta que el haberlo estudiado me abrió puertas. Con 23 años me fuí a Suecia me fue mas fácil aprender un tercer idioma, el sueco, que según me decían era muy difícil pero no fue así, gracias a que de pequeña crecí con el mallorquín y español. Doy gracias a Dios de haber tenido esta oportunidad y la de mis padres que me inculcaron que tenia que aprenderlo.

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