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Una mesa no es suficiente

Tonina Fullana Rafael. Algaida.

La actual situación de la Covid-19 ha comportado que muchos trabajadores hayan tenido que desplazar y adaptar sus oficinas o espacios de trabajo en sus propias casas, el famoso «teletrabajo». Entiendo que frente a una pandemia mundial es una opción prudente la cual permite frenar el número de contagios en esdores. Pero, ¿están realmente adaptadas las viviendas para soportarlo? El otro día leí un artículo que hablaba sobre como ser productivo teletrabajando, y uno de los puntos clave hacía referencia a la imprescindible habilitación de un espacio profesional aislado dentro de la vivienda para no sucumbir a la distracción. ¿Realmente se pueden permitir todas las familias un espacio con estas características? Muchas son las familias que no optan con un espacio de trabajo en casa, y teniendo en cuenta la reducción de gastos en infraestructura que muchas empresas han presenciado (mobiliario, alquiler, limpieza, suministros) estaría bien que se pudieran dar ayudas a los propios empleados para que estos trabajaran con los recursos necesarios. El teletrabajo ha llegado para quedarse, y de su buen funcionamiento dependen muchas empresas, que mejor forma de aumentar la productividad de sus trabajadores que asegurándose de que trabajan bajo los recursos óptimos.

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