Opinión
Abascal gana foco gracias a la crisis del PP

Archivo - El líder de Vox, Santiago Abascal, durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 16 de septiembre de 2025, en Madrid (España). / Fernando Sánchez - Europa Press - Archivo
Feijóo ha llegado tarde a València y, por eso, llega débil. Al no forzar antes la salida de Carlos Mazón -un cadáver político desde hace un año a ojos de todos salvo de Génova-, ha tenido que improvisar y ahora se encuentra atrapado en las garras de Abascal, cuyo apoyo es imprescindible para investir al relevo del presidente valenciano. La aritmética parlamentaria es tozuda y habrá que ver el peaje que el PP termina pagando a Vox por no disolver las Corts Valencianes y convocar elecciones anticipadas.
Abascal lo sabe y es probable que quiera cobrarse facturas pendientes desde que los puentes entre ambas formaciones volaron por los aires. Este fin de semana decisivo, según confirman fuentes de Génova y de Bambú -la calle del norte de Madrid donde se ubica la sede de Vox-, no ha habido contacto alguno entre los dos partidos. Las relaciones llevaban tiempo deterioradas, pero la ruptura fue total tras publicarse informaciones sobre presuntos contactos entre el ministro de Justicia, Félix Bolaños, y Kiko Méndez-Monasterio, asesor de confianza de Abascal, para articular una pinza contra el PP. Vox señaló a Génova como responsable de la filtración , que tildó de falsa e interesada, y, desde entonces, la relación quedó rota.
La decisión del PP de no avanzar las elecciones en la Comunitat Valenciana, junto al adelanto en Extremadura para el próximo 21 de diciembre, devuelve el foco político a Vox, precisamente lo que Feijóo trataba de evitar desde el verano. En respuesta a las últimas encuestas, que detectan un estancamiento del PP y crecimiento exponencial de Vox, Génova había apostado por diferenciar su marca de la de Abascal; pero el laberinto valenciano lo devuelve a la lógica de la interdependencia. La imagen es conocida: PP y Vox se necesitan no solo en la Generalitat Valenciana, sino en muchos otros gobiernos. Abascal no tiene prisa; Feijóo, sí. Cada día que pase sin resolver la incógnita valenciana alimenta la narrativa de Vox y ahonda la idea de un PP a remolque.
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