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Opinión

La naturaleza como escudo

Los árboles más corpulentos de la isla han ido muriendo, desapareciendo, y en algunos casos han sucumbido a la estúpida violencia de los humanos. Era famosa la que en 1877 era conocida como la más grande de Mallorca, la encina de Mossa. Alzina de Mossa cerca de Lluc. En ese año llegaba al final de todas las etapas y el carcomido tronco medía ya 11 metros de circunferencia. De sus nueve ramas conservaba cuatro. Este ejemplar excepcional tuvo las manos del Arxiduc con la cinta métrica batiendo récords.

También hubo una famosa mata o lentisco que el mismo año tenía un tronco de 6,11 metros y una copa de 3,45 de circunferencia. Y otra Quercus ílex monumental en Felanitx para poner un par de ejemplos más: l’Alzina de sa Bassa del Coll con abundante fruto y de casi cuatro metros de circunferencia, su rama principal de tres metros de grosor. La gran importancia de esos monumentos a la hora de vertebrar un legado común o de dar sombra y alimento a los animales e incluso de dar viabilidad en la vertebración de una actividad ganadera en los antiguos bosques… y la relación de los árboles con la historia de las mujeres y los hombres.

Un ejemplo del escudo vegetal en la lucha social y en la memoria histórica de un país es S’Olivera d’en Rotget, un tronco único y excepcional que podía albergar en su interior entre diez y doce personas. En dos de sus portales se entraba agachado y en la tercera curvándose un poco, en el interior del árbol había un lado que protegía de la lluvia y la otra mitad a cielo abierto. Un monumento envuelto en la leyenda pues era el escondite perfecto y preferido por el bandejat, o bandolero, Rotget que tenía el don del fullet, es decir, la capacidad de esfumarse cuando lo necesitaba, en pocos minutos.

En el precioso libro, novedad del último Sant Jordi, El paner dels congrets. Pagesos, lladres i bandejats (Documenta 2025) Mateu Morro describe la vida de película de Mateu Reus de Alaró, un personaje vivo aún en la tradición oral que actuó a principios del S XVIII. Su zona quedaba comprendida entre Puigpunyent y Escorca, escaparía de los perseguidores durante muchos años.

Ese bandolerismo, según Morro, tenía causas y componentes sociales. Los bandejats no delinquían sobre la población, no buscaban la enemistad del pueblo. La Serra de Tramuntana y la simpatía de las gentes hacia ellos eran su única fuerza. El abuso de poder de las clases dominantes provocaban la organización y la respuesta. Los detenidos no eran nunca tan importantes, se solían entregar por delitos menores. El auge del bandolerismo se produce en el S XVII y perdura hasta entrado el S XIX en la isla.

Rotget en 1728 se trasladó a Lluc motivado por una ballada, enamorado como estaba locamente de una chica. Le había prometido bailar con él si se presentaba, pero estaba orquestado todo por la «justícia». En medio del baile fue detenido. Apresado, ejecutado y descuartizado su cabeza y mano derecha se expusieron en un monolito junto a la iglesia de Alaró, todo tan evangélico como siempre. La traición llegó con el baile, aquello de… «Tiran más dos tetas que dos carretas» pero la verdad es que debería ser el patrón del Raiguer y sembrarle un monumental tronco en homenaje a quien no debería haber salido nunca del predio de Son Vivot. Un baile siempre empieza con música pero nunca sabes cómo acaba y la elección puede ser importante. Al mínimo despiste pierde la vida el artista…

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