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Opinión | Pensamientos

Dos que deberían ser absueltos

Álvaro García Ortiz

Álvaro García Ortiz / DAVID CASTRO

Hemos escrito aquí que una absolución es un triunfo de la Justicia, aunque les duela a algunos. Entre los casos mediáticos de la actualidad hay dos que merecen, en mi opinión, una sentencia exculpatoria.

Podría haber titulado El fiscal general y el presidente del Parlament balear van a ser absueltos. No tengo la bolita mágica; tampoco quiero ser presuntuoso.

Álvaro García Ortiz, número uno de la fiscalía, se sentará en el banquillo el mes próximo ante el Tribunal Supremo por un presunto delito de revelación de secretos. Básicamente el delfín de la anterior fiscal general, Dolores Delgado, está acusado de filtrar a la Prensa datos secretos de una causa de la pareja de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La víctima, Alberto González Amador, será, a su vez, enjuiciado por delitos contra la Hacienda Pública y falsedades documentales.

Mucho se ha escrito y hablado sobre García Ortiz y su proceso. Es algo quizás aburrido, pero debemos entrar en ello.

El principal motivo de mi premonición es la ausencia de pruebas de que los datos sobre el empresario González Amador llegaran a los periodistas desde el imputado. En este caso existe una minuciosa cronología, digna de una película de acción, donde intervienen los redactores, sus medios y tres o cuatro fiscales.

No se puede inferir que, dada la cercanía temporal de acontecimientos entre envíos de correos y publicación de noticias, el anterior líder de la Unión Progresista de Fiscales fuera el soplón. También cabe mencionar que una docena de informadores conocían, antes que el fiscal general, que el novio de Ayuso se había declarado culpable de dos delitos tributarios. El acusado borró los archivos de sus cachivaches electrónicos antes de que la UCO accediera a ellos. Mejor para él.

Gabriel Le Senne, president del Parlament por Vox, comparecerá ante la sección primera de la Audiencia de Palma acusado de un delito de odio. El 18 de junio de 2024 el diputado conservador, en plena sesión parlamentaria, arrancó con ira una fotografía de tres asesinadas durante la represión del bando nacional en Mallorca en la Guerra Civil. La imagen de Les Roges del Molinar, las hermanas Antònia y Maria Pascual Flaquer, y de la militante comunista Aurora Picornell fue arrugada y rasgada por el acusado.

Para las acusaciones es un delito de odio, porque hubo intención de zaherir, menospreciar y humillar a las víctimas de la represión franquista, unos iconos para la izquierda balear.

La escena quedó grabada para la historia. El núcleo de la sentencia será analizar por qué actuó así un hombre de marcadas convicciones religiosas. Ese día, Le Senne se olvidó de la caridad y la misericordia cristianas.

Es imposible meterse en la psiquis del procesado. No podemos saber qué le llevó a aquella acción; no tenemos pruebas complementarias, como podrían ser escritos o testimonios orales, sobre su conducta.

El inculpado afirma que se comportó para hacer cumplir el reglamento de la Cámara que, a su entender, vulneraba la diputada socialista Mercedes Garrido con la exhibición de la fotografía de las asesinadas. El castigo para el impresentable arrebato hubiese sido la dimisión de la presidencia. Dudo que exista delito de odio.

En el supuesto del fiscal gallego la derecha política y mediática claman condena. Le llaman, injustamente, el ministro 23 del Gobierno de Pedro Sánchez. Ha habido otros fiscales generales nombrados por el PP mucho más serviles.

Sobre el mallorquín también existe una potente corriente de opinión, progresista y nacionalista, favorable a su condena. Veremos qué pasa.

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