Opinión

Palma

Ni un menor más, ni una pizca de humanidad

Migrantes con menores llegados a El Hierro.

Migrantes con menores llegados a El Hierro. / EFE

La batalla que Baleares, a través del Govern del PP, está librando contra el reparto por comunidades de los menores migrantes no acompañados que se hacinan en Ceuta, Melilla y Canarias, es de lo más vergonzoso que como sociedad estamos viviendo últimamente, una postura política egoísta, insolidaria y de una miseria humana tan grande que debería sonrojarnos a todos.

En el proceso de reubicación de estos 3.975 niños y niñas migrantes, el ministerio de Juventud e Infancia asignó el viernes a Balears 49 , el cupo más pequeño de todos. Pero la presidenta Marga Prohens volvió a oponerse . "No, no vamos a acoger ni un menor migrante procedente de otras comunidades -avanzó-, porque ya no tenemos capacidad, ni espacios, ni profesionales para atenderles. Nos opondremos a este reparto y recurriremos a todos los medios a nuestro alcance, como el recurso al decreto al Constitucional para que no se haga efectivo. No podemos más", manifestó Prohens. La solidaridad de Balears no alcanza ya ni para procurar una vida digna a 49 niños abandonados.

 ¿Qué nos ha ocurrido durante estos últimos diez años?, ¿Tan fuerte han calado los discursos contra la inmigración de la ultraderecha? En septiembre de 2015, en el contexto de la crisis migratoria en el Mediterráneo, la imagen de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años que apareció muerto en una playa de Turquía, sacudió las conciencias de toda Europa. Se organizaron manifestaciones espontáneas en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y también Palma bajo lemas como "Refugiados bienvenidos" o "Mallorca es mou amb els refugiats". Los ayuntamientos de la isla crearon programas municipales de acogida. Palma se declaró ciudad refugio. Organizaciones como Mallorca Acull, Cáritas, CEAR Baleares, Creu Roja y otras habilitaron recursos de acogida para refugiados y solicitantes de asilo. El Consell de Mallorca y el Govern lanzaron planes de cooperación y financiación para ayuda humanitaria . E incluso el Gobierno aceptó participar en el programa de reubicación de la UE, comprometiéndose a acoger a unos 17.000 refugiados, aunque luego sólo se acogió a una fracción. 

Desde entonces, esas ansias de acogida parecen haberse esfumado. La crisis migratoria ha llegado a nuestras costas convertida en problema político interno. Y el PP ha ido acercando paulatinamente su discurso sobre inmigración al de Vox, con respaldo ciudadano, hay que añadir. Pero de ahí a que no nos quede ni una pizca de humanidad, de lo que antes se llamaba caridad cristiana, hay un viaje muy largo que nos convierte en algo mucho peor de lo que fuimos. 

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