Opinión
Hansi Flick, la rebelión del talento

Hansi Flick. / EFE
El fútbol de alta competición no es cien por cien meritocrático. Diosa fortuna y decisiones arbitrales dejan marca. Para bien y para mal. Pero los liderazgos futbolísticos sí pueden ser totalmente meritocráticos. El del entrenador alemán Hansi Flick, un año al frente del FC Barcelona, así lo ha sido. Los resultados saltan a la vista: un triplete de títulos, ascenso a la élite de los cuatro mejores equipos de Europa, un estilo de juego atrevido que revalúa el espectáculo, la transformación en alegría del ánimo de los seguidores... Y, por encima de todo, una demostración: que la sabia gestión del talento es la piedra angular.
Por esta razón el presente artículo se titula “la rebelión del talento”. Es la idea fuerza que se transmite en mi libro aparecido en abril El mago Flick. Explica cómo a través de la identificación del talento joven de un club y la paternal transmisión de una idea innovadora un grupo desnortado se ha transformado en un equipo de éxito que enamora con una brillante década por delante. Un equipo que integra la audacia de los jovenes con la madurez de algunos seniors. Un mensaje de alto calado en perniciosos tiempos de edatismo, el perverso prejuicio de ningunear el talento de las personas a partir de cierta edad y desaprovechar su experiencia de vida.
La clave del éxito de Flick, entrenador de 60 años, es anteponer el talento a cualquier otra consideración. Dejar de lado nepotismos, trapicheos y medias verdades: meritocracia pura y dura. Oportunidades para todos y recompensas para los mejores. Lo mejor para los mejores.
Esta ha sido la bandera de Hansi Flick y es el paradigma que las organizaciones debieran seguir, abandonando la funesta práctica del talenticidio: arrinconar a las personas talentosas por miopía, capricho o envidia. Ese complot de los mediocres que genera una legión de parias en la organización: el colectivo de los desaprovechados.
Acaso llegará el día en que las organizaciones deban demostrar ante los suyos –si reputación quieren tener- que son “talent-friendly”, favorables al talento. Pero no de palabra sino con una praxis que impida los enchufismos y arbitrariedad que tanto dañan al clima organizativo y minoran la productividad. Hansi Flick muestra el camino.
*Miguel Ángel Violán es autor de El mago Flick y profesor de EAE Business School

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