Opinión
Mallorca, el vertedero de Ibiza

Las autoridades posan en Ibiza antes de firmar el acuerdo de importación de basuras a Mallorca / CAIB
De espaldas a la ciudadanía y a los partidos de la oposición, y sin evaluaciones medioambientales previas que valgan, el Govern de Marga Prohens acaba de endosar a Mallorca la incineración de las basuras que generan Ibiza y Formentera, con la genuflexa colaboración del Consell, que ha firmado el acuerdo sin ninguna resistencia.
El Ejecutivo del PP vuelve de este modo a transitar un camino equivocado que abrió entre 2012 y 2014, con José Ramón Bauzá en el Consolat, cuando se autorizó la importación de residuos de Sabadell, Irlanda del Norte e Italia. La excusa de aquel momento fue que la planta de Son Reus operaba por debajo de su capacidad de 700.000 toneladas anuales. Y había que evitar al ciudadano la subida de la tasa de basuras que se derivaría de la pérdida de beneficios de la concesionaria.
Ahora estos mismos motivos siguen prevaleciendo, con Son Reus al 70% de su capacidad, así como los problemas urgentes de Ibiza y Formentera en la gestión de sus propios residuos, con el vertedero de Ca na Putxa al límite de su capacidad y una vida útil hasta 2028.

Imagen de la central de Son Reus, donde se quemarán las basuras de Ibiza y Formentera / DM
Así que la solución cortoplacista para Eivissa es más contaminación para la sobresaturada Mallorca. En primer lugar por el aumento de la incineración, que genera contaminación atmosférica, cenizas y escorias tóxicas. Y por los 1.250 camiones que transportarán las 85.000 toneladas de basura importada cada año desde su llegada al puerto de Palma hasta la planta de Son Reus. Sorprende en nuestros gobernantes tanta solidaridad con las escorias ajenas y tanta racanería con la acogida de menores no acompañados.
Y ahora, prepárense de verdad para el festival de eufemismos que se avecina con una operación a todas luces contraria a los intereses de Mallorca y de sus ciudadanos. La primera oleada de basuras norirlandesas e italianas alumbro y lanzó al estrellato el término «combustible sólido recuperado» para referirse a las basuras, como si las hubiera evacuado un perfumista francés. Durante la presentación del presente acuerdo los firmantes hablaron del «valor energético» de los residuos. E incluso el propio presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, se atrevió a decretar que «no provoca ni provocará ningún problema a la planta de Son Reus ni a los mallorquines», declaración donde el orden de los factores marca prioridades. Como epílogo, recordar solo que con el TIL y la importación de basuras José Ramón Bauzá acabó en Baleares políticamente incinerado en cuatro años.
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