Opinión

El ‘dream team’ Sánchez-Zapatero

China eleva la presión arancelaria y activa el frente diplomático con Europa y el sudeste asiático

China eleva la presión arancelaria y activa el frente diplomático con Europa y el sudeste asiático

Donald Trump fracasó con sus casinos pero sigue apostando, sea en la ruleta global o en el bacarrá chino, con o sin aranceles, siempre brutal. Por eso Pedro Sánchez visita Pekín, con hechuras de influencer multilateral, y le tutela Rodríguez Zapatero, rozagante en la práctica del lobi prochino y ahora autor de una de las reflexiones más insustanciales en lo que va de siglo, La solución pacífica. En Pekín, Pedro Sánchez cae bien porque le conviene al poder chino, Rodríguez Zapatero mediante. Ya se autoproclamó líder del antitrumpismo frente a la ultraderecha, debelador del sionismo genocida y estadista comprensivo con el chavismo, y todo eso sin despeinarse, europeísta sacramental, atlantista light, admirador de los milagros chinos.

Es el modelo que Zapatero explica en su libro, un repaso puerilmente triunfante de los tópicos progresistas más fracasados. Como si así edulcorase sus afanes de lobista prochino, Zapatero vuelve a por todas: los Estados Unidos, con o sin Trump, son una potencia asesina; China, con o sin Jinping, lo hace todo bien. Da lo mismo confundir totalitarismo y comunismo: el islamismo no existe, China no depreda propiedad intelectual ni censura las redes sociales. El capitalismo USA es satánico pero el capitalismo de Estado comunista es el edén.

Lo de menos es que el secretario de Tesoro estadounidense critique las amistades particulares de Pedro Sánchez con China: lo significativo es que ya incomoda gravemente en Bruselas. El Consejo Europeo tiene suficientes dilemas como para que Sánchez haga estadismo en Pekín. ¿Ve su futuro en la política global o es que ser recibido amistosamente por Pekín puede alejarle la sombra de Ábalos?

En el dream team Sánchez-Zapatero, ¿manda el presidente o le marca el paso el expresidente? Toda una estrategias arancelaria está a punto en Bruselas mientras Sánchez actúa como si fuera el único capaz de embridar ese extraño centauro que es el poder chino. Siendo Zapatero tan anticolonialista, la inmensa colonización económica que China practica en África o Sudamérica no parece importarle y tampoco a Pedro Sánchez. Hace cinco años, Zapatero dijo que se trata de que China -y ojalá la Unión Europea- ponga a Washington en una situación imposible. Quizás nadie sepa qué va a hacer Trump pasado mañana pero, con el daño que ya lleva perpetrado, su presidencia queda coja, incluso si tuviera una iluminación paulina. Zapatero es un dato menor pero su diligencia prochina no huele a rosas. En todo dream team, los penaltis de un socio perjudican al otro. Esa suele ser la causa de las huidas hacia adelante, como Sánchez en China.

Para perfilar a Trump, sirve una anécdota de Mohamed Ali. En un avión no quiso atarse el cinturón porque Superman nunca lo había necesitado. La azafata le replicó que si fuera Superman no le haría falta avión para volar. A pesar de que Trump pretenda ser Superman, el sistema americano lo puede resistir todo, como la experiencia histórica demuestra. En China, el sistema carece de estabilizadores, división de poderes, plenas libertades, sistema bancario e imperio de la ley y por eso Jinping puede actuar como emperador. Más conviene el libre comercio, fundamental para la prosperidad.

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