Opinión | Tribuna

Tramposos

El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Justicia, Félix Bolaños

El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Justicia, Félix Bolaños / Eduardo Parra - Europa Press

Alertan mi curiosidad exclamaciones que, por el elevado tono de voz, hacen partícipes al resto de pasajeros.  

- ¡Me niego a ser curado del monumental cabreo!   

-Cálmese señor, le ruega un viajero.

- ¡¡¿Cómo?!! Ayer se me informó de que el juicio contra mi inquilino por impago del alquiler se ha fijado por el juzgado en diciembre de 2025. ¡Maldita locura!

Continúa el melancólico relato:

-Estaba muy feliz cuando compramos el piso mi mujer y yo. Era un proyecto para invertir en nuestra vejez. Aún recuerdo aquel entusiasmo en tener una vivienda cerca del mar y disfrutar de nuestra jubilación. Pero hacer realidad ese sueño requería cederlo en alquiler.

El interlocutor más cercano, con rostro de intriga, desconoce el motivo del enfado.

-Lo voy a perder todo, mis ahorros y hasta la salud, exclama.  Obtuvimos una hipoteca para comprar el piso, que atendíamos con el alquiler hasta que el inquilino dejó de pagar. Fue en el mes de agosto de 2023 y desde entonces no cobramos la renta. Dos años angustiados intentando que la justicia nos ayude a recuperar la vivienda. Nuestro abogado siempre nos cuenta la misma e incomprensible historia: los juzgados están colapsados.

Interviene el anónimo pasajero.

-Pues, lo mío, es peor. Estoy esperando una sentencia desde que se celebró el juicio hace casi un año. Y me han informado de que, si esa sentencia se recurre, esperaremos el resultado durante otro año más.

Con ese típico color rojizo que adquiere el rostro cuando uno sale de sus casillas, exclama:

-¡No me fastidie! Mi caso es peor, porque si pierdo mi piso será un eterno tormento. Después del juicio pueden pasar años hasta que consiga sacar al inquilino, porque de cobrar ni hablamos. El Banco nos ha anunciado la subasta del piso al no poder pagar la hipoteca. No le valen las excusas de no cobrar el alquiler.

Enzarzados en cuál de ellos está peor, me dispongo, de puntillas, a bajarme en la próxima parada. Mientras, continúan farfullando y persiste mi cansina reflexión al no comprender cómo, en pleno siglo XXI, la justicia no interesa a los políticos, más allá de las elocuentes y engañosas declaraciones y proyectos, que como de costumbre son apaños estéticos. El timo de la obligada mediación para iniciar acciones judiciales, que entra en vigor en pocos días, al que le sigue el reciente anuncio ministerial, a bombo y platillo, de destinar recursos para construir la nueva ciudad de la Justicia en los terrenos cercanos a Son Pardo, incluidos los aplausos de las autoridades. Como si fuera más importante la estética y construcción de nuevos edificios, que dotar de jueces y funcionarios a la administración de justicia, para que sea más eficaz y efectiva. ¡Menudo despropósito! 

Inconcebible e insoportable que nuestros insensatos gobernantes continúen ineficaces. Acciones para la galería. Brochazos de colores para enmascarar la realidad y, mientras tanto, se agrava esta quiebra de derechos y valores morales que rigen nuestra sociedad democrática. Hasta el moño, Bolaños.

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