Opinión

Milei, el criptoestafador

El presidente de Argentina, Javier Milei.

El presidente de Argentina, Javier Milei. / CRISTINA SILLE/DPA

Cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo, Javier Milei, el hermano tonto de Trump y Musk, ha hecho su personal aportación criminal al actual desvarío reaccionario. Subido a la cresta de la ola de la impunidad, en la que ya cualquier cosa es posible, el presidente argentino impulsó este pasado sábado desde su cuenta de X un lanzamiento exprés de una criptomoneda llamada $Libra, en una metodología típica de una estafa piramidal: la cotización subió exponencialmente tras el post de Milei y se desplomó hasta valores cercanos a cero, una vez unas determinadas cuentas se habían deshecho de sus activos. El resultado es que, en pocos minutos, se esfumó la friolera de 4.500 millones de dólares, unos pocos ganaron decenas de millones de dólares y otros muchos lo perdieron todo en apenas unos minutos. Y aunque el presidente reculó al ver el escándalo, borró los tuits propagandísticos y trató de sacarle importancia y hacerse el despistado, han bastado unas pocas horas para que nos enteráramos de que su relación con la criptomoneda promocionada no era ninguna casualidad y que encima se había fraguado en reuniones muy preparadas y como consecuencia de una relación nada improvisada con la oscura empresa cripto. Es decir, que el presidente de un país como Argentina no es solo el publicista de un atraco a plena luz del día sino que es su principal impulsor usando su cargo institucional. La conmoción es de tal magnitud que se preparan ya centenares de querellas criminales, grandes turbulencias en el Congreso y una grave erosión de su popularidad.

Milei y su entorno han tratado de minimizar el daño con argumentos peregrinos, que van desde «no se le puede matar por un tuit» a «es víctima de un linchamiento», pero puede haber un antes y un después del latrocinio promovido desde la presidencia, que deja lecciones en diversos lugares.

Vaciar el Estado

En Argentina, ha quedado claro que la tan cacareada libertad era solo un pretexto para que los cuatro amiguetes corruptos se forren usando las instituciones oficiales. En el mundo, sirve para explicar que la nueva hornada de neofascistas que han llegado al poder en diversos países claves disimulan con sus discursos xenófobos y racistas que en realidad lo único que quieren es vaciar al Estado para robarlo. En España, sirve para recordar que Ayuso recibió a Milei con todos los honores y que Vox lo tiene como uno de sus ídolos. Y en Catalunya, por mucho que estén escondidos debajo de la cama, esta nueva casta trumpista, sionista, neoliberal y pro Milei deberá dar alguna justificación de su fascinación por el presidente argentino y guardar un tiempo sus cansinos argumentos anti woke. Milei es desde el sábado un criptoestafador confeso y delatado por sus propios criptobros. Si Trump ha logrado la presidencia siendo un delincuente o Mazón todavía sobrevive como presidente de Valencia, lo normal es que el siniestro episodio de la criptomoneda fantasma no termine con el presidente argentino, aunque empezará a perder sin duda su falsa pátina de triunfador. La ventaja es que, poco a poco, va quedando claro cuáles son las intenciones y los procedimientos de esta nueva derecha que quiere dominar el mundo y de todos los que les sustentan ideológicamente.

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